No acostubra decirse. Pero el control de gasto público suele ganar mucho con el uso de herramientas tecnológicas.
De hecho, suele ser una señal de transparencia de una gestión de los recursos de las naciones.
Por: Sebastián Ferrer de Valle | CEO Rindegastos
El reciente informe de la Contraloría, revelando irregularidades por más de 1,5 billones (millardos) de pesos (entre abril 2024 y marzo 2025.
El mismo desnuda no solo negligencias aisladas, sino un sistema con fallas estructurales profundas.
La cifra asusta. Lo más grave, sin embargo, es que revela la carencia de mecanismos que permitan prevenir, detectar y corregir, oportunamente, este tipo de desvíos en el gasto público.
El reporte detalla 792 acciones de fiscalización (auditorías, inspecciones, exámenes de cuenta) que han detectado:
- Incumplimientos contables
- Gestiones contractuales deficientes
- Incumplimientos de validaciones internas
- Rendiciones de cuentas incompletas
- Compras irregulares
- Y “otros resultados transversales”.
Todos bajo el parámetro de “alta complejidad” o “especial relevancia”.
Pero ahí está la pregunta: ¿por qué, a pesar de estas señales, seguimos acumulando falencias por cientos de miles de millones sin actuar preventivamente?
Presupuestos vs. Eficiencia
Desde registros contables pendientes hasta justificativos de viajes mal respaldados, muchas de las observaciones de la Contraloría podrían haberse evitado con sistemas actualizados. Y procesos electrónicos robustos.
Es preocupante que regiones como Antofagasta, Coquimbo o Tarapacá acumulen decenas de millones en irregularidades sin herramientas que alerten en línea.
Las reacciones políticas en este tema coinciden en el diagnóstico: el problema no es la falta de recursos. Es, más bien, la incapacidad para administrarlos correctamente.
Ahora bien: ¿cuántos cientos de miles de millones más tendremos que perder para avanzar en una modernización real?
Tanto las plataformas de control como los de fiscalización digital son herramientas probadas que ya existen. Y funcionan.
Permiten tanto validar la gestión de gastos como ahorrar, anualmente, millones de dólares en las empresas que las utilizan.
Incorporar herramientas tecnológicas en el control del gasto público es un acto urgente, de gestión responsable y voluntad institucional.
Asimismo, es clave capacitar a los funcionarios respecto de:
- Cómo rendir cuentas correctamente
- Qué se considera gasto válido
- Y qué consecuencias hay ante errores o faltas.
De esa manera es posible contar con información tan confiable como actualizada, además de prevenir y disminuir los errores humanos.
Pero, sobre todo, frente a auditorías internas o externas, contar con documentación validada, reduciendo así el riesgo y la carga administrativa.
Ello que al gasto público se refiere, la validación anticipada es siempre más efectiva que una corrección posterior.