Que el evento central de Amazon, el BlackFriday, sea el modelo de nuestros eventos locales no debe deprimir a nadie.
Después de todo, Amazon instituyó su iniciativa sobre una tradición más que centenaria de la cultura estadounidense.
Es un hecho: tanto el CyberMonday como el Buen Fin son dos iniciativas que están logrando transformar sus respectivas economías.
Sin embargo, ocurren justo antes del Black Friday, probablemente para que no sea el evento de Amazon el que se quede con las ventas de todos los usuarios de Internet que militan activamente como buscadores de ofertas.
No, no es motivo para sentirnos menos. El Black Friday es una tradición tan estadounidense como el Thanksgiving.
Además, en los albores del comercio electrónico el CyberMonday nació justo el lunes siguiente al BlackFriday para crear el fin de semana de ofertas más importante del año.
“Con el paso de los años, se ha convertido en el día de compras más activo de la temporada navideña y del año en el país, con los minoristas ofreciendo rebajas y ofertas especiales y las tiendas abriendo particularmente temprano. Desde entonces, la festividad de las compras se ha adoptado en otras partes del mundo”, señala un reporte de Statista que comenta la importancia de este evento.
Creadores del nuevo mundo
Son muchos los críticos tanto de estos eventos de consumo como de sus relatos regionales.
En América Latina, algunos cuestionan la transculturización que supone adoptar una festividad ajena a nuestras costumbres, aunque sea sólo en términos comerciales.
No obstante, el gráfico de Statista que muestra las diferencias de compras de un día normal de eCommerce con respecto a estos eventos nos muestra el por qué se han mantenido en el tiempo.
También nos permite darnos cuenta que la preparación para estos volúmenes alucinantes de tráfico y operaciones digitales ayudó al mundo a contar con la infraestructura de conectividad que se utilizó durante la pandemia.
El crecimiento de estos eventos sirvió para que buena parte del mundo pudiera quedarse en casa debido al Covid-19, sin que la economía global implosionara por completo.
La “nueva normalidad” de la pandemia se levantó sobre los hombros de lo que eventos como el BlackFriday, el CyberMonday y el BuenFin lograron construir en décadas.
Quizás, la Humanidad les esté en deuda. Pero, el mundo post pandemia seguro tiene mucho que agradecerles.
Ventajas regionales
Aunque Amazon ha logrado que el BlackFriday sea una referencia global y, efectivamente, logra pedidos de todo el mundo, tiene limitaciones.
Aunque los ofertas atraen compradores de todo el mundo, los riesgos y tiempos de entrega siguen siendo un factor importante que favorece tanto al CyberMonday argentino como al BuenFin mexicano, además de a sus replicas en otros países y mercados.
Del mismo modo, las versiones locales del BlackFriday también ocurren, aunque están lejos de Loss números del original estadounidense, dentro y fuera de Internet.
En cualquier caso, los tres eventos buscan aprovechar el deseo de los consumidores de encontrar buenas ofertas y estimular el consumo.
Del mismo modo, todos ofrecen descuentos significativos y una amplia variedad de productos.
Por otro lado, las empresas utilizan estos eventos para impulsar sus ventas, liquidar stock y atraer nuevos clientes. Es fundamental ofrecer una buena experiencia de compra en línea y contar con una logística eficiente para cumplir con las entregas.
Tanto o más importante que su impacto económico es que estos eventos nos hablan de las tendencias de consumo electrónico de estos importantes mercados y, en el caso del BlackFriday, podemos ver kas tendencia de países como España, Brasil, México y América Lagina, en conjunto.