Aunque 2024 sea el año de la adopción masiva de la Inteligencia Artificial no es un camino de rosas pero, tampoco, debe serlo de espinas.
Lograr la adaptación y la resiliencia necesaria para gestionarla en la era de la IA.
Por: Gustavo Guaragna | CEO de Snoop Consulting
La Inteligencia Artificial (IA) ha experimentado un crecimiento exponencial en la última década, impregnando cada vez más aspectos de la vida cotidiana.
La transformación que ha generado, comparable a la llegada del internet en la década de los 70s, ha redefinido la forma en que se trabaja, interactúa y consume información.
Tanto así es su impacto que, según un estudio del Foro Económico Mundial, el PIB mundial será un 14% más alto en 2030 como resultado de la IA.
Sin embargo, la rápida evolución de la Inteligencia Artificial genera incertidumbre sobre el futuro del trabajo y la competitividad empresarial.
De acuerdo con un estudio global realizado por IBM, el 40% de la fuerza de trabajo necesitará volver a capacitarse como resultado de la implementación de la IA y la automatización en los próximos tres años.
En este sentido, las empresas enfrentan el desafío no sólo de adaptarse a las nuevas tecnologías y desarrollar la capacidad de navegar en un entorno en constante cambio. También te ndrsn qué ser resilientes y prosperar ante la adversidad que propone este nuevo escenario.
Pero, ¿cómo se puede comprender mejor esta revolución sin definir qué es la Inteligencia Artificial?
Lo que sucede es que en el término Inteligencia Artificial, entre esas dos palabras hay dos patas. Una es la de inteligencia, que es muy difícil de definir. La otra es la palabra artificial.
Cuando estamos hablando de IA estamos hablando de un artificio, de un engaño, de una simulación. Todavía las computadoras no son inteligentes y, por un buen tiempo, es probable que no lo sean.
Entonces, la IA no se trata de replicar la inteligencia humana en máquinas, sino de crear sistemas que puedan aprender, razonar y tomar decisiones de forma autónoma.
Hoy, empresas de todo el mundo están adoptando la IA para optimizar procesos, automatizar tareas y crear nuevos productos y servicios.
Amazon, por ejemplo, utiliza IA para personalizar las recomendaciones a sus clientes, optimizar la gestión de inventario y desarrollar robots para sus almacenes.
Google, por su parte, utiliza Inteligencia Artificial para mejorar la precisión de sus búsquedas y traducir idiomas en tiempo real.
Netflix, utiliza la IA para recomendar películas y series a sus usuarios, comprendiendo sus gustos y preferencias específicas.
Estas empresas líderes han entendido que la Inteligencia Artificial no es una amenaza, sino una herramienta poderosa, que puede ayudarlas a ser más eficientes, competitivas y relevantes en un mercado en constante cambio.
La palabra con R
Ser una empresa resiliente en la era de la IA no es una tarea fácil, pero sí una condición indispensable para el éxito.
Las empresas que deseen prosperar en este nuevo contexto deben fomentar la actualización constante de habilidades y conocimientos entre los empleados, adaptarse rápidamente a los cambios del mercado y las nuevas tecnologías, implementar estrategias que integren la IA de forma responsable y ética, y apostar por la investigación y el desarrollo de nuevas soluciones basadas en IA.
Las empresas resilientes y adaptables a la IA no sólo prosperarán en el mercado, sino que también ofrecerán un entorno de trabajo más estimulante y desafiante para sus empleados.
La capacidad de aprendizaje continuo, la flexibilidad y la creatividad son habilidades cada vez más valoradas en el mercado laboral.
Por lo tanto, se espera que la IA siga revolucionando el mercado laboral, creando nuevas oportunidades y empleos a la vez que automatiza tareas repetitivas.
La clave estará en encontrar un equilibrio entre la eficiencia tecnológica y el desarrollo humano, velando por la ética y la responsabilidad en el uso de la Inteligencia Artificial.