Puede que el Internet de las Cosas (IoT) esté en alza en Latam, pero esto solo supone un riesgo aún mayor para la ciberseguridad regional.
Sí: los objetos conectados can a mnultiplicarse por millones en América Latina para 2025. Ya IDC ha dejado eso claro, junto con la importancia de las redes 5G para que esto sea posible.
Pero antes de comenzar a celebrar por toda la actividad económica que los hogares y oficinas smarts suponen, la región debe trabajar para que las actuales brechas de seguridad no sean un problema en ese despliegue.
Y no es fácil. Parte de la ciberpademia actual es consecuencia del aumento de los dispositivos conectados, tanto o más que el ascenso de RaaS (Ransomware como un Servicio, por sus siglas en inglés).
En este sentido, las investigaciones de IDC apuntan a que, a pesar del entusiasmo por la IoT que generó el aislamiento, la preocupación de los consumidores por la posibilidad de que sus dispositivos sean hackeados y se les robe la información podría, incluso, relatizar los pronósticos ya realizados de crecimiento.
Riesgo extendido
IDC coincide en sus apreciaciones globales con firmas regionales como BGH que han advertido el riesgo creciente que suponen las brechas de ciberseguridad que generan las oficinas y hogares híbridos.
BGH, además, ha resaltado que los objetos conectados resultan cada vez más vitallñes, lo que agrava las consecuencias de los fallos de seguridad.
Y es que encontramos – nos demos cuenta o no – IoT en:
- El seguimiento de envíos en tiempo real y la identificación de ubicaciones disponibles en depósitos y almacenes en el sector de la logística.
- El mantenimiento preventivo de equipos y máquinas en plantas industriales.
- El monitoreo de distintas variables para mejorar la calidad y sustentabilidad de los cultivos agrícolas y de la producción almacenada.
- Control remoto de pacientes en el rubro de la salud.
- Gestión más eficiente del inventario en el retail.
- Aumentar la seguridad en fábricas o espacios públicos.