En el mundo, se están creando aplicaciones con 5G. Está claro: vamos para allá. Pero en la región, todavía estamos amortizando el 4G.
Por: Sergio Morales | Gerente General de CoasinLogicalis
La promesa del 5G es encantadora por su gran poder de hiperconexión entre dispositivos y usuarios; la facilitación y agilización de procesos de negocios; la creación de herramientas que permitan la telemedicina; y la rapidez y menor latencia para navegar en redes.
Pese a sus grandes beneficios tecnológicos, Chile aún no está preparado para sacar partido a esta nueva red.
La conectividad tiene una penetración muy buena. Al menos con respecto a Latinoamérica es de lo mejor. Y sin duda, el 5G jugará un rol crucial para mejorarla a través de:
- Un aprovechamiento del ancho de banda
- Menor latencia
- Mayor capilaridad
- Y una amplia gama de nuevos casos de uso
Pero para ese escenario de Smart City nos falta mucho camino por recorrer.
Y es que, pese a que ya se licitó la implementación del 5G en base a procesos y requisitos establecidos por el gobierno, no parece haber mucha demanda esperando su implementación.
Para su puesta en marcha, las empresas de telecomunicaciones necesitan ponderar la inversión millonaria que tienen que hacer con el retorno poco probable que habrá en el corto y mediano plazo.
Sin demanda, el talón de Aquiles
Ya sea en el ámbito público o privado, siempre debe haber una demanda que soporte una inversión.
En unos 10 años más, claramente, necesitaremos el 5G ya que el 70% de los autos van a ser eléctricos y autónomos.
Pero hoy en Chile, no hay una planta de autos autónomos esperando a que se manejen ni tampoco existe una legislación que rija su uso.
De hecho, los principales vectores de aplicación vienen por el lado de:
- Videojuegos
- Hogar
- Salud
E industrias como:
- Puertos
- Manufactura
- Retail
- Y minería
Pero, si lo pensamos, tampoco es tan necesario porque la cobertura y velocidad que existe con el 4G es suficiente para las aplicaciones existentes.
El 5G será un cambio, según nuestra realidad, primero, para los gamers y para mejorar los procesos que se llevan a cabo en la salud.
Si no empezamos a generar la demanda de:
- Autos conectados,
- Sistema de energías conectados
- O medidores inteligentes en las casas, por dar un ejemplo…
… será difícil justificar la inversión.
Un paso firme pero arriesgado
A lo largo del mundo, recién se están creando aplicaciones con tecnología 5G. Está claro, el mundo va para allá. Pero en Chile, todavía estamos amortizando el 4G.
No hay ni una sola empresa que esté exigiendo al Gobierno o a las empresas de telecomunicaciones, una red 5G para empezar a operar, esa es la verdad.
No hay ninguna demanda, y se está generando una oferta, ¿entonces cómo avanzar?
Es necesario generar conciencia en las diferentes industrias de que existe un futuro (cercano) hiperconectado donde no habrá barreras que afecten los servicios.
Las nuevas redes posibilitarán experiencias virtuales y reales con objetivos inmediatos.
Si no, tendremos autopistas de cinco vías por las que circularán caballos y carruajes.
Industrias como la minería, salud, manufactura y retail tendrán que hacer uso de esta capacidad instalada con herramientas como:
- IA
- Realidad aumentada
- Analítica de datos
- Y automatización de procesos
Buena parte de estas herramientas les permitirán ser más eficientes y competitivos, generando real valor en su cadena productiva, con capacidades digitales replicables y exportables.
De esta forma, podremos avanzar sobre pilares poderosos hacia un futuro digitalizado, capaz de generar empleo y mejor calidad de vida a sus ciudadanos.
Un ecosistema 5G que consuma
El gasto que va a requerir la implementación del 5G será millonaria, y esa inversión en el corto plazo no será rentable.
Por ello hay que avanzar en materia legislativa e instar a las empresas de telecomunicaciones a que inviertan mientras, al mismo tiempo, se genera el ecosistema que consuma esa inversión.
El 5G ya es un hecho y los desafíos ya están sobre la mesa. ¿Qué haremos? ¿Qué estamos esperando?