¿Sabía Ud. que el mercado de Big Data y la Analítica en América Latina tendrá un valor estimado de US$ 8.500 millones para el 2023?
¿De qué están hechas la Internet y las transacciones electrónicas?
La respuesta fácil es de silicio, cobre o plástico pero, en realidad, los cables son importantes pero NO lo más importante en estos procesos.
Recordar que vivimos en una Economía de la Información y el Conocimiento no es algo cotidiano porque el énfasis suele estar en lo tecnología y sus soportes.
Para Aitor del Coso, Vicepresidente de Analítica para Banca Internacional en Scotiabank, en el camino a la reactivación económica frente a la pandemia, Latinoamérica y especialmente los países de la Alianza del Pacífico (México, Colombia, Perú y Chile) presentan importantes perspectivas de crecimiento gracias a factores como:
- La edad de su población
- La alta demanda de materias primas
- Y el reciente incremento en los índices de adopción tecnológica.
En este último punto, dichas naciones cuentan con oportunidades para elevar su competitividad de manera significativa frente al panorama global.
Sin embargo, el especialista destaca que no se trata simplemente de utilizar más redes sociales o dispositivos electrónicos, sino de crear valor agregado a través del uso estratégico de datos y otros habilitadores tecnológicos.
El nuevo petróleo
Coso coincide con los expertos que han expresado que el Big Data y la analítica son el “petróleo” del siglo XXI, destacando que en la economía del conocimiento, la información y el capital intelectual son los principales diferenciadores en un mercado globalizado.
“Para ello, la analítica es un aliado fundamental en el logro de una economía más competitiva de cara al futuro”, aseguró.
Por otra parte y según estudios de la consultora global McKinsey, si se desea – realmente – competir en un mundo gobernado por los datos, es necesario usar nuevas herramientas y, a la vez, desarrollar el talento capaz de generar tanto ideas como modelos de negocios innovadores.
“De acuerdo con la firma de investigación Frost & Sullivan, el mercado de Big Data y Analítica en América Latina tendrá un valor estimado de US$ 8.500 millones para el 2023″, puntualizó el VP de Scotiabank.
Ahora bien, ¿cuáles son los beneficios de contar con una estrategia analítica para las empresas que operan en estos mercados?
Considera Coso que la forma en que las empresas de la región aprovechen las oportunidades que se desprenden de las herramientas y capacidades analíticas definirá su competitividad tanto a corto y mediano como en el largo plazo.
¿Analítica como habilitador?
Señala el ejecutivo que, en el caso del sector financiero, el uso de metodologías analíticas avanzadas en Scotiabank permitió ofrecer programas de apoyo a los clientes más afectados por la pandemia para aliviar el impacto económico de esta situación.
Mediante el empleo de un índice de vulnerabilidad se pudo enfocar los esfuerzos de ayuda y al mismo tiempo, mitigar los niveles de riesgo.
En este sentido, hizo notar que las soluciones y capacidades analíticas pueden tener múltiples aplicaciones que añadan valor a los usuarios y se conviertan en una ventaja competitiva frente a otras empresas o incluso, otros países.
“En algunos países de la Alianza del Pacífico, delimitamos con mayor precisión a los clientes interesados en ofertas específicas, lo cual incrementó el volumen de ventas en un 33% en una iniciativa y la tasa de conversión en un 24% para los segmentos más rentables en otra”, puntualizó Del Coso.
Esto significa que la tecnología es sólo el punto de partida en el camino a la competitividad para las empresas de la región.
“Si bien este es un ejemplo en el sector financiero y de servicios, existen beneficios similares para otros sectores de la economía en la región. La analítica como un habilitador de la estrategia de negocios llegó para quedarse”, concluye.