La estadounidense Zoe Quinn se encontró en agosto del año pasado con detalles de su vida privada esparcidas en internet. Al parecer los había colgado su exnovio, estaban por todas partes, y cientos de personas los habían leído y compartido.
Le llovieron los comentarios ofensivos. El caso ha sido muy divulgado, ya que Quinn era una reconocida desarrolladora de videojuegos y el supuesto exnovio despechado, un reportero especializado en tecnología. Se generó un acalorado debate sobre el posible sexismo de la industria de los videojuegos, que se ha conocido con el nombre de “Gamergate“, en referencia a la profesión de Quinn y al caso de los años 70, Watergate, el escándalo político del gobierno de Nixon que destaparon dos periodistas.
En octubre del año pasado Quinn tenía en su poder un archivo con decenas de nombres de mujeres que habían dejado la industria de los videojuegos tras sufrir acoso en línea, según lo describe la página web de BBC Mundo.
“Fue un caso de acoso online que se consideró menos grave que un caso de abuso en la vida real”, denunció Quinn.
Así que decidió defenderse y poner en marcha toda una estrategia para que nadie tenga que pasar por ello o, cuando ocurra, sepa a dónde acudir y qué hacer. Con ese objetivo creó, junto al también desarrollador de videojuegos Alex Lifschitz, el sitio web Crash Override (crashoverridenetwork.com).
Se trata de una red de apoyo y asistencia para quienes han sido objeto de acoso en línea y está basado por completo en la experiencia de víctimas de casos similares. La red la conforman expertos en seguridad de internet, ‘hackers’ y consejeros legales, así como un grupo especializado en dar seguimiento a acosadores online y a acciones coordinadas de ese tipo.
Cómo funciona
Según se explica en la propia página web, Crash Override trabaja de forma reactiva y también preventiva.
Para lo primero cuenta con una “central de crisis”, en la que atienden a aquellos que ya han sido víctima de abuso, dan apoyo moral y suministran asesoría legal, entre otras cuestiones.
Asimismo, hacen seguimiento del caso para detectar posibles traumas futuros y rastrean páginas web en las que “se sabe que se reúnen los acosadores online para coordinar ataques”.
“Pero no somos un grupo de vigilancia y no emprendemos acciones vengativas contra estos”, matizan.
Aunque Quinn explica que en alguna ocasión pudieron alertar a la policía de que se estaba planeando una acción de acoso.
Para la prevención, ofrecen guías para evitar que la información personal caiga en las manos equivocadas y aconsejan sobre cómo mantener la seguridad de las cuentas en internet.
Asimismo, reclaman una legislación más dura con respecto al abuso y el acoso en internet y hacen lobby o cabildean para ello.
“La gota que colmó el vaso”
“Incluso hay sitios web que son toda una institución a la hora de perpetuar el abuso en internet, así que esto no es nuevo”, dice Quinn. “Gamergate sólo fue la gota que colmó el vaso”, añadió.
Caroline Criado-Pérez, una activista por los derechos de la mujer en el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, también vivió una experiencia similar.
El acoso comenzó a raíz de que hiciera campaña para que se imprimiera la imagen de la novelista Jane Austen en los billetes de diez libras.
“Muchas de las víctimas no son expertas en internet, pero estos acosadores sí lo son”, dice, y asegura que hubiera agradecido que existiera Crash Override cuando ella sufrió acoso.
Quien sí pudo solicitar ayuda al sitio web fue el periodista Andrew Todd, quien asegura que fue testigo de una discusión online sobre cuál era la mejor forma de “arruinar” su vida después de que publicara un artículo sobre Gamergate.
“Es muy invasivo que indaguen en tu identidad de manera tan minuciosa”, indicó. Y explicó cómo Crash Override le aconsejó sobre cómo asegurar sus cuentas en internet e informar a la policía de las amenazas para prevenir potenciales ataques, además de proporcionarle apoyo emocional.