El bajo consumo de energía resultará clave para la legión de dispositivos que estarán en red en poco tiempo, y los fabricantes de chips están comprometidos con el desarrollo de procesadores y microcontroladores que tengan consumos de energía más frugales.
Este aspecto ha despuntado en la Conferencia Electronica que acaba de tener lugar en Munich, donde las alusiones a la próxima generación de chipsets han sido abundantes.
El consumo de la batería será clave para la rápida extensión de nuevos sensores y dispositivos conectados, y ya se han desvelado algunos de ellos que consumen apenas un tercio de la potencia de otros productos equiparables.
Uno de los anuncios que se realizó en este evento vino de la mano de la empresa estadounidense Atmel, que lanzó su familia de microcontroladores SAM L21, que consume un tercio de la energía si se compara con los productos que hoy existen en el mercado. El próximo mes de febrero ya estarán disponibles las primeras muestras para su utilización en hogares, entornos industriales y sanitarios.
Toshiba, mientras tanto, trabaja en el área de smartwatches, lentes o monitores de actividad con el procesador TZ1021MBG. Este modelo está diseñado para dispositivos muy pequeños, ligeros y eficientes, aunque el fabricante no menciona cuál será el consumo energético de los mismos. Este mismo mes empezará a suministrarlos y su producción masiva está programada a partir del próximo mes de marzo.
Por cierto, que la tecnología que utilizan los productos de Atmel y Toshiba es ARM, que ha sabido posicionarse bien en este mercado partiendo de su liderazgo en procesadores para smartphones.
La mayor parte de wearables conocidos adolece de un consumo de batería excesivo, por lo que cualquier avance en esta materia será bienvenido. El mercado IoC tiene un potencial enorme y, por ejemplo, Gartner estima que a finales del año próximo habrá 4.900 millones de “cosas” conectadas, ya sean electrodomésticos, sensores o dispositivos de registro.
Sin embargo, no solo es importante que los fabricantes de chips impulsen el desarrollo de nuevos productos. También es una variable a tener en cuenta facilitar a los desarrolladores de aplicaciones y proveedores de hardware y software el uso de sus productos, porque no hay que olvidar que el desarrollo de apps ha jugado un papel fundamental para la popularización de los smartphones.
Y, en este sentido, el fabricante de semiconductores Freescale ha empezado con un programa beta de ayuda al desarrollo de productos para Internet de las Cosas, mientras que Renesas Electronics ha desarrollado una placa de procesador basada en la plataforma de dispositivos IoC mbed de ARM, que ayuda a acelerar el desarrollo de sistemas embebidos.
Los fabricantes de chips trabajan en ampliar sus alianzas para construir un ecosistema en torno a sus componentes. Es el caso de Broadcom acaba de anunciar que ha añadido a 40 compañías a su programa en este ámbito.
Mikael Ricknäs, IDG News Service