Conforme la popularidad de Bitcoin incrementa, también lo hace la incertidumbre legal de la forma de pago. Los expertos aseguran que aún existen problemas persistentes que deberían ser solucionados antes de que los consumidores adopten los Bitcoins como una forma de pago diaria.
Los bitcoins han sido descritos tanto como un depósito de valor, como una moneda, pero ambas definiciones son debatibles. Su precio suele variar dramáticamente de la noche a la mañana, e incluso de una hora a otra, y su reputación se ha visto afectada por conexiones con la venta de bienes ilegales y otras actividades ilícitas, como lavado de dinero.
En principio, las transacciones realizadas con bitcoins están diseñadas para ser irreversibles, por lo que, en caso de que existiera una eventualidad, el comprador perdería el dinero para siempre.
En segundo lugar, cada bitcoin contiene una clave privada de seguridad asociada a ella que, al momento de ser desencriptada, permite su envío a otro ordenador a través de software peer-to-peer. Debido a que estas claves suelen estar almacenadas dentro de computadoras, dispositivos y servicios basados en web, los bitcoins son susceptibles a robo.
Por último, a pesar de que los bitcoins recientemente obtuvieron apoyo por parte de oficiales federales en Washington, muchos bancos comerciales aún se muestran incrédulos y cautelosos con esta nueva tecnología.
Esta moneda digital está diseñada para funcional sin necesidad de autoridades legislativas o financieras, pero probablemente sea necesario implementar algún tipo de regulación.