La información es un activo fundamental por su capacidad para impulsar los negocios. Conocer más sobre la forma de comportamiento de los consumidores, saber a qué herramientas recurren a la hora de informarse sobre productos y servicios, identificar a los líderes de opinión en un determinado mercado, detectar amenazas y actividades fraudulentas antes de que lleguen a concretarse o identificar las posibles fuentes de problemas para predecir fallos en las redes son factores cruciales que pueden hacer que un negocio incremente su rentabilidad enormemente.
Mucha de esa información está al alcance de las empresas, prácticamente delante de sus ojos, esperando sólo que alguien se detenga en ella. El nuevo paradigma de la Big Data implica que las fuentes a partir de las cuales obtener una visión profunda del mercado y las operaciones se han multiplicado. Los datos ya no sólo provienen de las bases estructuradas tradicionales, si no de interfaces de usuarios, redes sociales, foros, mensajes de texto y entornos diversos en los que los consumidores interactúan día a día entre sí y con otros actores del mercado. En el entorno de la Big Data, las organizaciones se encuentran ante el desafío de incorporar información en crudo, sin procesar, que se actualiza en tiempo real y que presenta una enorme complejidad.
Sin embargo, la cuestión clave no tiene que ver con la capacidad para recolectar y almacenar una gran cantidad de datos. La Big Data está ahí afuera, disponible para cualquier empresa que quiera acceder a ella. Pero sólo con acumular los datos no alcanza: es necesario saber organizarlos, refinarlos, y convertirlos en información relevante que permita ganar posiciones en el mercado. La información en crudo tiene sólo valor potencial, es su análisis y sistematización el que permite incrementar la capacidad de innovar de las organizaciones.
En esto contexto, los CIOs se encuentran ante una enorme oportunidad: la de transformar al sector IT en un impulsor de la innovación de negocios a partir del correcto análisis de la Big Data. El estudio y la sistematización de este enorme caudal de datos será evaluado, como todo proyecto empresarial, desde la perspectiva de los resultados comerciales. O sea, la Big Data se transformará en un proyecto esencial en tanto permita la expansión de los negocios, el aumento de la capacidad operativa, o la reducción de los costos.
Lo interesante es que todos estos objetivos son perfectamente alcanzables: la Big Data pueda ayudar a las organizaciones a enfrentar algunos de sus desafíos de negocios más críticos. Por ejemplo, puede ser útil para las compañías financieras a la hora de calcular los riesgos en el otorgamiento de créditos, o ayudar a las empresas de consumo masivo a conocer mejor a sus consumidores para ofrecerles productos y servicios más acordes a sus necesidades.
Pero para esto primero deben solucionarse cuestiones que tienen que ver con una correcta utilización de la materia prima disponible. Según predicciones de Gartner, para el 2015 el 85% de las empresas incluidas en la lista Fortune 500 aún no habrán encontrado la forma adecuada de explotar las ventajas competitivas del Big Data. La mayor parte de las organizaciones no están bien preparadas para afrontar los requerimientos técnicos y de gestión que supone este desafío. Para solucionar estas deficiencias, deberán recurrir a profesionales especializados en analíticas, y a herramientas de gestión tecnológica que les permitan realizar un seguimiento en tiempo real, sistematización, y análisis de fuentes de información cada vez más diversas y complejas. Aquí es donde el área IT juega su rol fundamental: tecnología y objetivo de negocios deberán alinearse para lograr depurar información de valor a partir de la Big Data. La implementación de este medioambiente operativo será fundamental para poder explotar al máximo las posibilidades de este enorme caudal de datos. Quienes lo logren, obtendrán ventajas competitivas que, sin lugar a dudas, marcarán la diferencia en su negocio.
Por Hernán Calderale, VP Sales, CA Technologies SOLA