El negocio de los dispositivos móviles se recalienta y Apple planea inyectar 1000 millones de dólares en la fábrica de LCD de Sharp situada en la ciudad japonesa de Kameyama.
Esta inversión, junto con otra similar en una nueva fábrica de Toshiba, también en el oeste de Japón, se sustenta por el deseo de Apple de reducir su dependencia de Samsung Electronics con quien tiene un litigio de patentes en curso.
Existen rumores de que Sharp tendría firmado un contrato para proveer a la empresa de Cupertino, con pantallas de sexta generación, ultras eficientes en el consumo de energía.
De esta forma LG pierde un gran negocio, que parecía estar asegurado para Samsung, pero queda en manos de Sharp, esta inyección de dinero tendrá un fuerte impacto en los resultados financieros de la empresa.