El llamado del presidente electo estadounidense, Donald Trump tiene quien le preste atención. Por lo menos eso es lo que se desprende después de que Foxconn y SoftBank anunciasen una inversión, que en conjunto alcanza los $ 57.000 millones.
Muchos podrían pensar que comienza un repunte de la economía de los EE.UU., más si lo asociamos con el alza en la Bolsa y varias noticias que están apareciendo en los últimos días. Una de las más destacadas ha sido el encuentro de Trump con Masayoshi Son, CEO de SoftBank, que derivó en un acuerdo en el que SoftBank invertirá 50.000 millones de dólares en EEUU.
En el mismo anuncio, se habla también de la inversión de Foxconn, uno de los principales fabricantes de dispositivos electrónicos del mundo y principal ensamblador de Apple, por 7.000 millones de dólares y, además, la creación de 50.000 puestos de trabajo.
Si bien es cierto que la inversión se podría haber producido igualmente sin la elección de Trump como presidente, el candidato republicano no iba a dejar la oportunidad de anotarse un tanto siguiendo su retahíla de medias verdades, manipulaciones y mentiras que ha llevado a cabo durante toda la campaña, e incluso después de su victoria, en la que asegura haber ganado también el voto popular (que en realidad ha perdido por casi 3 millones de votos) y que los resultados se deben únicamente a votos ilegales.
El hecho es que el anuncio de Foxconn y SoftBank, a semanas de que Donald Trump asuma como 45° presidente de los estados Unidos de América, le ayuda a afianzar su política y su mensaje que utilizó durante la campaña electoral y, además, produce una sere de movimientos en el ámbito empresarial de ese país norteamericano.
Es posible que ahora se viva una especie de optimismo económico, aun cuando la era de Trump no ha comenzado. Sin embargo, las promesas del próximo presidente de EEUU de castigar a las empresas que se marchen de los Estados Unidos de América, las reducciones fiscales a las que se queden o inviertan más, y el temor al proteccionismo parecen estar llevando a varias empresas y mandatarios extranjeros a reunirse con Trump aunque todavía no es el presidente.