Es una marca que todavía infunde respeto. Esas cuatro letras han dejado una enorme y profunda huella en el ámbito de la tecnología mundial; además no hay ser humano que tenga o haya comprado un aparato de la famosa empresa japonesa Sony, una de las marcas más conocidas entre los consumidores de productos electrónicos.
Sony es la empresa que dejó el televisor Trinitron, el reproductor portátil de casetes (walkman), y la consola de juegos PlayStation. Y por supuesto, tiene una gran presencia en el Mobile World Congress, que tiene lugar en Barcelona, España, y culmina hoy 5 de marzo.
Pero vale la pena hacerse una pregunta: ¿por qué Sony sigue fabricando celulares? Realmente, no están funcionando. Sony produce móviles buenos y elegantes que funcionan con el sistema operativo Android.
De hecho, una de las estrellas del evento tecnológico en la edición de este año, Eric Migicovsky, el fundador de los relojes inteligentes Pebble Watch, dijo que solo muerto le quitarían su dispositivo Sony Xperia.
Sin impacto
En Barcelona, Sony lanzó al mercado otro celular que se ve muy bien pero que no tiene nada especial, así como una tableta súper delgada, según reporta un cable de la agencia británica de noticias BBC Mundo.
Pero no ha logrado generar un verdadero impacto en el mercado.
Kazuo Hirai, director de Sony, en este mismo foro pero hace dos años, se mostraba optimista al asegurar que la empresa ocupaba el tercer lugar en el mercado de los teléfonos inteligentes.
Incrementó su penetración en algunos países europeos por un corto tiempo, pero según la empresa estadounidense de análisis de mercado, International Data Corporation, Sony se encuentra en la categoría “otros” en las estadísticas que reflejan la cuota de mercado.
Actualmente se encuentra detrás de Samsung y Apple, a gran distancia, y ha sido sobrepasada por tres compañías chinas. Además, su división de teléfonos celulares es un factor de peso en las grandes pérdidas que reportó Sony en el 2014.
Retos por delante
“Estamos en un ambiente dinámico y competitivo que cambia con gran rapidez”, dijo Hirai, admitiendo que, en algunas áreas, “no pudimos mantener el ritmo”.
Y agregó: “Necesitamos tener más cuidado con el retorno de capital y con lo que la competencia está haciendo… pero eso no quiere decir que estemos fuera del negocio”.
Sony también ha estado gastando dinero en tecnología “usable”, prendas de vestir que incorporan elementos tecnológicos, (wearable technology); ha sacado a la venta relojes inteligentes y brazaletes que registran diferentes aspectos relacionados con la salud sin analizar cuán exitosos han sido.
Hirai se refirió a su propio brazalete, asegurando que le estaba proporcionando una gran cantidad de información útil, como por ejemplo, que los miércoles en la noche nunca dormía bien.
Falta de claridad
Pero Hirai argumenta que nadie ha logrado conquistar el sector de las prendas de vestir tecnológicas y que todavía “se está tratando de descifrar cuál es el producto que le interesa a los consumidores”.
Después de haber probado el prototipo de Sony Smart EyeGlass, lentes inteligentes que muestran hologramas, se puede predecir con confianza que ese producto no será el que cautive a los compradores.
La tecnología que utiliza parece del año pasado. Además, logra que los lentes de Google Glass se vean elegantes.
Hace pocas semanas, Hirai reconoció tácitamente que la tecnología móvil no era fundamental para el futuro de Sony.
Para el ejecutivo, la división de la compañía que se dedica al entretenimiento será el motor que impulsará el crecimiento a futuro.
Sony Pictures puede haber sido una fuente de bochorno hace pocos meses cuando un ciberataque expuso muchos de sus secretos, pero sigue siendo más fácil hacer dinero con películas que con celulares.
En sus dos años en la cima, el director de Sony demostró que puede ser implacable cuando es necesario, y eso permite que el precio de las acciones se recupere. No ha ocurrido lo mismo, sin embargo, con las ganancias.
“No hay garantía de que estemos en ningún rubro en cinco años. Es la naturaleza del sector electrónico”, indicó.
“Hace cinco años, Nokia y Blackberry eran dos grandes en el mundo de los celulares. Pero en este momento, una ya no existe, y la otra, apenas se ve”.