Computación híbrida, agentic AI y soberanía tecnológica: Gartner anticipa los cambios críticos para líderes de infraestructura y operaciones.
La infraestructura y las operaciones de TI están entrando en una fase donde la estabilidad ya no es el objetivo final. Adaptabilidad, eficiencia y control se convierten en prioridades estratégicas. Así lo deja claro Gartner, que acaba de identificar las seis tendencias que tendrán mayor impacto en Infrastructure & Operations (I&O) durante los próximos 12 a 18 meses, con la mirada puesta en 2026.
El anuncio se realizó durante la Gartner IT Infrastructure, Operations & Cloud Strategies Conference, celebrada en Las Vegas, un encuentro que funciona como termómetro adelantado de las decisiones que CIOs y líderes de I&O deberán tomar antes de que el mercado las convierta en urgentes.
Según Jeffrey Hewitt, vicepresidente analista de Gartner, el reto no está solo en conocer estas tendencias, sino en saber cuáles activar y cuándo. “Comprender su impacto permite adaptarse, responder mejor y capturar valor real desde las operaciones de TI”, señaló durante su presentación.
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De la infraestructura estable a la infraestructura adaptable
La primera gran tendencia es la computación híbrida, entendida no como una arquitectura transitoria, sino como un modelo permanente de orquestación entre múltiples tecnologías de cómputo, almacenamiento y redes. Gartner advierte que este enfoque obligará a las organizaciones a adoptar arquitecturas componibles, capaces de evolucionar sin rehacer la base tecnológica cada pocos años.
En paralelo, aparece con fuerza la agentic AI, una evolución del uso de inteligencia artificial en I&O. A diferencia de los modelos tradicionales, estos agentes no solo analizan datos complejos, sino que actúan de forma autónoma. Para las áreas de operaciones, esto se traduce en ahorro de tiempo, mejora continua del rendimiento y una mayor capacidad de respuesta ante incidentes que escalan en segundos.
Pero la automatización sin control no es una opción. Por eso, Gartner incluye como tercera tendencia las plataformas de gobierno de IA, diseñadas para definir políticas, responsabilidades y límites claros en el uso de algoritmos. No se trata solo de cumplimiento normativo: también de mitigar riesgos asociados a sesgos, falta de transparencia, protección de datos y seguridad de los modelos.

Energía, confianza y soberanía: nuevas variables críticas
La cuarta tendencia apunta directamente al costo —económico y ambiental— de operar infraestructuras complejas. La computación energéticamente eficiente deja de ser un discurso ESG para convertirse en una decisión operativa. Tecnologías emergentes como la computación óptica o los sistemas neuromórficos empiezan a entrar en la conversación estratégica, no como experimentos, sino como alternativas viables a medio plazo.
La quinta tendencia, disinformation security, refleja un cambio de época. Las amenazas ya no se limitan a brechas técnicas: también afectan a la identidad digital, la reputación y la confianza. Deepfakes, suplantaciones y campañas de desinformación obligan a las áreas de I&O a incorporar tecnologías capaces de verificar autenticidad, proteger marcas y asegurar la credibilidad de las comunicaciones corporativas.
Finalmente, Gartner introduce el concepto de geopatriation, un término que resume una preocupación creciente: la dependencia excesiva de infraestructuras globales en un contexto de incertidumbre geopolítica. La relocalización de cargas de trabajo hacia proveedores regionales o nacionales ya no responde solo a la soberanía de los datos, sino también a la soberanía operativa y técnica. Para muchas organizaciones, esta será una decisión estratégica, no ideológica.
Lo que realmente está en juego en 2026
Más allá de la lista, el mensaje de Gartner es claro: las áreas de infraestructura y operaciones dejan de ser un back office técnico para convertirse en un habilitador directo de la estrategia de negocio. Quienes sigan gestionando I&O con una lógica defensiva llegarán tarde. Quienes entiendan estas tendencias como palancas de diseño organizacional tendrán ventaja competitiva.
En 2026, la pregunta no será qué tecnología adoptar, sino qué nivel de control, eficiencia y resiliencia está dispuesta a construir cada organización desde su infraestructura.







