Procrearte integra algoritmos avanzados para mejorar tasas de éxito en reproducción asistida mediante análisis predictivo.
La infertilidad afecta a una de cada seis personas globalmente, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Frente a esta realidad, la incorporación de inteligencia artificial (IA) en tratamientos de fertilidad y reproducción asistida está transformando las posibilidades clínicas y modificando los protocolos tradicionales de fertilidad.
Procrearte, la principal red de medicina reproductiva de Argentina con más de dos décadas de operación, implementó un modelo tecnológico que combina algoritmos de aprendizaje automático con evaluación médica especializada. La estrategia se concentra en tres áreas: evaluación endometrial, selección ovocitaria y selección embrionaria.
“Los algoritmos ayudan a los equipos médicos a evaluar la calidad de óvulos y embriones con mayor precisión, a detectar patrones en el endometrio que indican si está listo para recibir al embrión y a personalizar los tratamientos de acuerdo con cada paciente”, explicó Gastón Rey Valzacchi, director médico de Procrearte.
Procreartech: convergencia de disciplinas
La compañía estableció Procreartech, un área interdisciplinaria que integra IA, genética e ingeniería para desarrollar aplicaciones específicas en medicina reproductiva. La unidad se enfoca en mejorar la precisión diagnóstica y aumentar las probabilidades de éxito mediante análisis de datos clínicos.
Los resultados clínicos documentan el impacto de la implementación tecnológica: en ciclos realizados en la sede porteña, las tasas de fecundación alcanzaron 85% en procedimientos de FIV e ICSI, con tasas de embarazo cercanas a 35%. Estos indicadores se alinean con estándares internacionales y validan la efectividad del modelo híbrido que combina evaluación humana con procesamiento algorítmico.
La aplicación práctica de IA en fertilidad demuestra resultados concretos a nivel global. En Columbia University, investigadores desarrollaron STAR, un sistema de visión computarizada que localizó tres espermatozoides viables en un paciente con azoospermia, condición que dificulta significativamente la reproducción. El caso, reportado por CNN, culminó en embarazo exitoso tras dos décadas de intentos fallidos.
“La IA no crea espermatozoides, sino que nos ayuda a encontrar los pocos viables que ya están ahí, pero que son casi invisibles”, señaló la endocrinóloga reproductiva Aimee Eyvazzadeh, graduada de UCLA con residencia en Obstetricia y Ginecología en Harvard Medical School.
Modelo integral de implementación
Procrearte estructura su oferta desde técnicas de baja complejidad como inseminación intrauterina hasta procedimientos avanzados: FIV/ICSI, ovodonación y método ROPA. La integración tecnológica abarca todo el espectro de servicios, permitiendo personalización de protocolos según características específicas de cada caso.
El centro incorporó un componente de acompañamiento multidisciplinario que incluye nutrición especializada y soporte emocional. Mariel Chiera, embrióloga clínica y magíster en Reproducción Humana Asistida, dirige el servicio Bio-Fertility Coach, que proporciona herramientas para gestionar el impacto psicológico de los tratamientos.
Estudios de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología indican que 72% de quienes atraviesan tratamientos de fertilidad reportan niveles elevados de estrés, comparables al impacto de enfermedades crónicas. Esta evidencia respalda la estrategia de Procrearte de integrar aspectos clínicos y emocionales.
Fedra Defendente, coordinadora del Área Nutricional de Procrearte, enfatiza que “la fertilidad no es solo una cuestión médica. Es un proceso que involucra cuerpo, mente y emociones”, perspectiva que fundamenta el enfoque holístico del centro.
Adopción tecnológica en salud reproductiva
Datos de Microsoft revelan que 56% de las madres latinas que utilizan IA la consideran un recurso valioso para información y apoyo durante procesos reproductivos. La tecnología proporciona acceso a consultas sin juicios sobre temas delicados, reduciendo barreras para obtener información especializada.
La evolución desde el primer nacimiento por fertilización in vitro en 1978 hasta las aplicaciones actuales de inteligencia artificial marca un cambio paradigmático en medicina reproductiva. La convergencia entre conocimiento clínico y capacidades computacionales expande las posibilidades terapéuticas y reduce incertidumbre en procesos tradicionalmente complejos.







