Las vacaciones de agosto son, prácticamente, universales. El problema está en que el trabajo híbrido suele descansar poco.
Tener a sus hijos en casa puede comprometer sus equipos de trabajo tanto como su atención. No obstante, las vacaciones son también una oportunidad de educación digital para padres e hijos.
En buena parte de los países de Hispanoamérica, agosto es un mes de vacaciones escolares. Para muchos padres esto significa tener a sus hijos más tiempo del habitual en casa, demandando tanto atención como entretenimiento.
Por ello, los dispositivos electrónicos pueden resultar copados en actividades que intentan satisfacer el entretenimiento de todos en casa por más horas en el día.
Y es que la promesa del trabajo híbrido era una sinergia perfecta entre la flexibilidad del hogar y la productividad de la oficina.
En la práctica, ha abierto una caja de Pandora de vulnerabilidades que pocos CIOs anticiparon: el hogar digital como un nuevo campo de batalla para la ciberseguridad.
“Es un riesgo invisible. La mayoría de los empleados no perciben que el dispositivo de trabajo se convierte en un eslabón débil si se utiliza para consumo personal o familiar”, advirtió el gerente regional de ciberseguridad en Cisco, Walter Montenegro.
De hecho, un estudio de Cisco reveló que:
- 85% de los padres que trabajan comparten sus dispositivos laborales con sus hijos.
- De ellos, el 43% permite el acceso sin supervisión
- 56% de los niños que usan estos dispositivos lo hacen sin ningún tipo de control.
- E, incluso los niños aprenden a usar las contraseñas
Entre perímetros digitales y algoritmos
Y es que, nos guste o no, el hogar se ha convertido en un espacio híbrido donde convergen aprendizaje, ocio y trabajo.
La región, en general, América Latina no cuenta con estadísticas precisas sobre esta práctica. No obstante, se estima que, en general, la región tiene un comportamiento relativamente uniforme en torno al 50%.
No obstante, datos de Mercer destacan que en el 83% de las empresas chilenas operan bajo la modalidad del trabajo híbrido.
En este sentidos, estudios recientes tanto de ESET Latinoamérica como de Cisco, ponen en evidencia dos desafíos que padres y organizaciones deben abordar de forma paralela.
Por un lado, el influjo de los algoritmos en la vida digital de los niños. Por otro, la falta de barreras técnicas cuando los hijos usan dispositivos corporativos en modo remoto.
Ambas realidades exigen estrategias de educación y políticas de seguridad que fortalezcan el ecosistema digital familiar y empresarial.
En el caso del estudio de Cisco, la empresa encuestó a más de 6.000 trabajadores y reveló la vulnerabilidad crítica de que los padres compartan sus dispositivos laborales con sus hijos.
“Si contar con una fuerza laboral híbrida, multiedad, diversa y ampliamente distribuida era compleja, los equipos compartidos son un gran complicación”, resaltó Walter Montenegro, gerente regional de ciberseguridad en Cisco.
Este hallazgo pone en evidencia que la frontera entre lo laboral y lo doméstico se ha desdibujado.
Lo cierto es que los dispositivos corporativos están siendo utilizados en entornos no controlados, sin supervisión ni protocolos de protección adecuados.
Vacaciones para cultivar hábitos digitales saludables
El gerente regional de ciberseguridad en Cisco resaltó que el acceso no autorizado por parte de niños a dispositivos laborales no es solo una cuestión de descuido.
Por el contrario, el especialista estima que tal práctica es una puerta abierta a filtraciones involuntarias, pérdida de datos y exposición a malware.
“Cualquier acceso no autorizado a datos confidenciales constituye una posible filtración. En caso de acceso por parte de un niño, existe el riesgo de que envíen o eliminen datos inadvertidamente”, puntualizó el gerente regional de ciberseguridad en Cisco, Walter Montenegro.
La mayoría de las filtraciones no provienen de ataques sofisticados, sino de errores humanos.
Un clic en un enlace malicioso, una descarga accidental o el reenvío de un correo corporativo pueden desencadenar consecuencias graves.
En este contexto, la educación digital y la implementación de medidas de protección no son opcionales: son urgentes.
Es por ello que las distintas temporadas de vacaciones, en especial las escolares, son un ocasión perfecta para trabajar con nuestros chicos hábitos digitales que conduzcan a una cultura de ciberseguridad eficiente.
Desde Cisco, la solución no pasa por prohibir el uso compartido, sino por gestionarlo inteligentemente.
Algunas de las recomendaciones para mantener tanto la seguridad de sus equipos compartidos como la de sus niños son:
- Crear cuentas de invitado con acceso restringido
- Establecer tiempos de espera para sesiones inactivas
- Y limitar el acceso a sistemas sensibles
Todos ellos son medidas básicas que pueden reducir significativamente el riesgo.
Esos algoritmos en los que confiamos…
Pero, en cuanto a nuestro niños se trata así como a sus cuidados, los dispositivos no son el mayor de los problemas.
Por el contrario, en general perdemos de vista que la cultura digital de nuestros hijos está intrínsecamente moldeada por la lógica de los algoritmos.
Puede que no nos demos cuenta pero no es una variante pequeña. A diferencia de las generaciones anteriores, la interacción de nuestros niños y jóvenes con el contenido no es lineal ni premeditada.
Por el contrario, es el resultado de un motor de recomendación que les ofrece lo que estima que podría interesarles, según su historial de clics.
Desde redes sociales hasta motores de búsqueda y tiendas online, estas fórmulas matemáticas procesan datos de comportamiento para ofrecer experiencias personalizadas. Pero esa personalización no siempre es inocua.
“Si bien son funcionamientos bastante eficientes la mayoría de las veces, sin duda merece la pena estar al tanto de estos curadores de contenido invisibles”, advierte el Jefe del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica, Camilo Gutiérrez Amaya.
La iniciativa Digipadres de ESET busca precisamente eso: acompañar a padres y docentes en el entendimiento de cómo los algoritmos influyen en la navegación infantil.
El objetivo no es evitar la tecnología, sino comprenderla para educar con criterio.
Curadores invisibles y las burbujas de filtro
¿Por qué? Porque lo primero que se requiere para proteger a nuestros niños de una influencia nociva de la tecnología es entender cómo funciona.
Los especialista de ESET destacan que los algoritmos, en general, tienen la capacidad de mostrar contenido relevante según los intereses del usuario.
Para un niño curioso por el espacio, esto puede resalta rse en una avalancha de videos científicos. Pero también puede encerrar al menor en una burbuja ideológica, limitando su exposición a ideas diversas.
“Los algoritmos de las redes sociales también pueden amplificar contenido extremista, como publicaciones misóginas, normalizando ideologías discriminatorias para los jóvenes”, resaltó Camilo Gutiérrez Amaya,Jefe del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica.
Este fenómeno exige una intervención activa de los adultos. Enseñar a los niños a cuestionar lo que ven, buscar otras perspectivas y entender que no todo lo que aparece en su feed es verdad, es parte de la alfabetización digital que debemos fomentar.
Por ello, la alfabetización digital no supone solo ayudarlos a manejar los dispositivos.
Tampoco ponerlos en con tanto con nuevos software y funciones es suficiente para un crecimiento sano de nuestros niños.
Para padres, la prioridad es enseñar a los niños a desentrañar la lógica de los algoritmos y a cuestionar activamente el contenido.
Para las empresas, el reto es adaptar sus políticas de seguridad a un modelo flexible, donde la familia y la infraestructura corporativa coexistan sin exponer datos críticos.
La transformación digital no se detiene al cerrar las puertas de la oficina ni al apagar la tableta de un niño. Requiere conciencia y acción coordinada entre hogares y organizaciones.
Solo así convertiremos la tecnología en una herramienta de empoderamiento, en lugar de un vector de riesgo, para cada integrante de la familia y cada empleado en su jornada híbrida.