La Inteligencia Artificial nos alcanzó antes de que las empresas fueran expertas en todas las facetas capitalizables de la nube.
Sepa por qué las empresas no pueden permitirse ignorar la optimización del cloud computing.
Por: Hiram Monroy | Gerente Senior Commercial SLA, AMD
Las demandas de la nube empresarial han evolucionado más allá de los motivos iniciales de adopción.
Ahora, más que nunca, las empresas deben estar preparadas para escalar en cualquier momento.
Satisfacer la demanda inesperada de los usuarios, manteniendo los niveles de servicio, es un desafío constante.
Al mismo tiempo, las cargas de trabajo en la nube se están volviendo cada vez más especializadas.
Lo cual requiere soluciones de cómputo optimizadas en CPUs, DPUs y aceleradores de Inteligencia Artificial (IA) para aprovechar, al máximo, las arquitecturas y marcos nativos de la nube.
Como resultado, el gasto en la nube se ha convertido en una prioridad operativa crítica.
Según Flexera, casi la mitad de todas las cargas de trabajo y datos ya se encuentran en la nube pública. De hecho, el 72% de los responsables de decisiones de TI (ITDMs) están dando prioridad a la optimización de la nube, como una iniciativa clave para generar ahorros.
Estas tendencias resaltan la importancia de dimensionar correctamente las soluciones en el cloud.
Por qué el momento es ahora
Las empresas deben asegurarse de que su infraestructura esté optimizada para sus necesidades comerciales específicas, y los requisitos de carga de trabajo.
La estrategia adecuada en la nube ofrece flexibilidad, seguridad, rendimiento y rentabilidad, todo lo cual es fundamental para mantener una ventaja competitiva.
La computación en la nube ha sido, durante mucho tiempo, la columna vertebral de la infraestructura digital moderna, construida principalmente en torno a la computación de propósito general.
Sin embargo, las soluciones de nube genéricas están quedando obsoletas rápidamente. Ello ocurre en un entorno empresarial cada vez más dominado por cargas de trabajo de inteligencia artificial (IA) y computación de alto rendimiento (HPC).
Las soluciones heredadas en el cloud computing tienen dificultades para satisfacer la intensidad computacional de los modelos de aprendizaje profundo. Ello impide a las organizaciones aprovechar plenamente los beneficios de sus inversiones.
Al mismo tiempo, las arquitecturas nativas de la nube se han convertido en el estándar, ya que las empresas se enfrentan a una creciente presión para innovar, reducir el tiempo de comercialización y optimizar los costos.
Sin una infraestructura optimizada para la nube.
Las organizaciones corren el riesgo de perder ventajas operativas clave como:
- Maximizar la eficiencia del rendimiento
- Y minimizar los riesgos de seguridad en un entorno multi-nube
Ello, en última instancia, anula los beneficios de la adopción de la tecnología nativa de la nube.
Optimizar, el desafío de las empresas
Por otro lado, al ejecutar cargas de trabajo de Inteligencia Artificial (IA) a escala, sin una infraestructura de nube optimizada, conduce a un consumo de energía innecesario. Ello aumenta tanto los costos operativos como el impacto ambiental.
Esta ineficiencia representa una demanda adicional para los recursos financieros, lo cual debilita los objetivos de sostenibilidad corporativa.
Los miamos están siendo observados, cada vez más, de cerca por los grupos de interés. Estos priorizan las iniciativas ecológicas.
Más allá de las mejoras en el rendimiento, la seguridad es otra consideración crítica, aunque a menudo subestimada, al seleccionar hardware optimizado para la nube.
El hardware optimizado para la nube suele ofrecer un sólido conjunto de funciones de seguridad avanzadas, como la computación confidencial.
Estas tecnologías garantizan que los datos sensibles permanezcan cifrados incluso mientras están en uso.
Esto reduce el riesgo de ataques físicos a los DIMM (Módulos de Memoria Dual en Línea) o amenazas virtuales en entornos de infraestructura hiperconvergente.
Los riesgos de filtraciones de datos continúan aumentando — tanto en términos financieros como de reputación —. Por ello, las organizaciones deben reconocer que dejar los entornos en la nube sin protección ya no es una opción.
El aumento de amenazas cibernéticas sofisticadas,, convierte la seguridad reforzada en la nube en una prioridad no negociable:
- Desde hackers independientes
- Hasta actores financiados por estados-nación
Su manual de optimización de la nube para 2025
Las industrias avanzan con la adopción e implementación de tecnologías de IA.
E esa misma medida, los líderes de TI deben asegurarse de que su infraestructura de nube pueda soportar cargas de trabajo intensivas en cómputo.
Ello equilibra, al mismo tiempo, consideraciones de costo, seguridad y eficiencia.
Si bien las necesidades informáticas de cada organización son únicas, los equipos de TI que inicien un proceso de modernización de hardware deberían considerar lo siguiente:
RENDIMIENTO
¿Están sus instancias de nube equipadas para el nivel de rendimiento informático que requiere su negocio?
La infraestructura de nube debe soportar una variedad de cargas de trabajo, desde aplicaciones web front-end hasta análisis en memoria y procesamiento transaccional pesado.
COSTO Y EFICIENCIA
¿Puedes reducir tu huella en la nube ejecutando las mismas cargas de trabajo en menos servidores?
Priorizar instancias con alta densidad de cómputo permite a las empresas ejecutar más máquinas virtuales (VMs) o contenedores por servidor, logrando beneficios significativos en costos y eficiencia energética.
SEGURIDAD
¿Su instancia en la nube proporciona el nivel de protección de datos que necesitas? La computación confidencial ayuda a mitigar los riesgos de seguridad al proteger los datos en uso.
Ello reduce las vulnerabilidades en entornos virtualizados.
ECOSISTEMA
Optar por procesadores impulsados por la arquitectura x86, estándar en la industria, simplifica los entornos en la nube, facilitando el desarrollo, mantenimiento y migración de aplicaciones.
Todo ello con una interrupción mínima.
Optimización invisible, impacto tangible
Para los responsables de la toma de decisiones en TI, comprender las implicaciones de costo de cada “unidad de trabajo” es crucial al seleccionar instancias en la nube.
La infraestructura tradicional obliga a las empresas a elegir entre:
- Sobreaprovisionar recursos — lo que genera gastos innecesarios —
- O Subaprovisionar, lo cual puede causar cuellos de botella en el rendimiento.
El hardware optimizado para la nube cambia esta ecuación al permitir que las empresas logren más con menos recursos, manteniendo altos niveles de rendimiento, seguridad y eficiencia.
En última instancia, la optimización de la nube no debe considerarse como un destino, sino como un viaje continuo.
Como ejemplo, Oracle Cloud y Google anunciaron nuevas ofertas de nube impulsadas por los últimos procesadores AMD EPYC de 5ª Generación.
Oracle ha informado que sus últimas instancias bare metal E6 Standard ofrecen:
- Hasta un 33% más de capacidad
- Esta oferta es tanto de cómputo como de memoria
- También cuentan con el doble de ancho de banda de red, en comparación con E5 Standard
Esto le permite ofrecer hasta el doble de rendimiento en benchmarks estándar de la industria.
Al mismo tiempo, las pruebas de Google Cloud revelaron que sus nuevas máquinas virtuales C4D ofrecen hasta un 80% más de rendimiento/vCPU en comparación con las generaciones anteriores, aprovechando los avances de la arquitectura Zen 5 de AMD.
A medida que las tecnologías de nube continúan evolucionando, las empresas que prioricen la modernización cosecharán los beneficios de:
- Una escalabilidad perfecta
- Una sostenibilidad mejorada
- Y una base digital resiliente para la innovación futura.
En un mundo donde la agilidad es crítica, la optimización de la nube ya no es un lujo, sino un imperativo comercial para mantenerse competitivo en 2025 y más allá.