McKinsey revela por qué el 8% de crecimiento anual en gasto tecnológico solo genera 2% de mejora en productividad, y las cuatro estrategias para cerrar esta brecha crítica.
El gasto en tecnología empresarial en Estados Unidos crece a un ritmo del 8% anual desde 2022, mientras que la productividad laboral lo hace apenas un 2% en el mismo período. Esta brecha no es coincidencia: revela un problema estructural que McKinsey identifica como la crisis fundamental de la economía en TI.
Este análisis se fundamenta en el estudio The new economics of enterprise technology in an AI world publicado por McKinsey Technology. Los autores Aamer Baig, James Kaplan, Jeffrey Lewis y Pablo Prieto combinaron datos de Gartner sobre inversión empresarial en IT, estadísticas del Bureau of Labor Statistics y análisis propios sobre organizaciones tecnológicas de alto rendimiento. La investigación examina el período 2014-2024 a través de múltiples sectores industriales, revelando patrones críticos en la relación entre inversión tecnológica y productividad empresarial.
La paradoja del gasto tecnológico
Los datos exponen una realidad incómoda para los líderes de TI. El sector de comunicaciones y medios logra un crecimiento de productividad superior al 4% incrementando su gasto IT un 9% anual. En contraste, el retail consigue casi un 4% de mejora en productividad reduciendo su inversión tecnológica más del 1% anualmente.
Esta disparidad demuestra que no existe correlación directa entre mayor gasto tecnológico y mejores resultados empresariales en los modelos de gestión de la economía en TI. Sin embargo, las empresas con organizaciones IT de alto rendimiento sí generan un 35% más de crecimiento en ingresos y 10% más de margen de beneficio que sus competidores. La diferencia radica en la estrategia y ejecución, no en el volumen de inversión.
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Los cuatro factores que limitan el ROI tecnológico
McKinsey identifica cuatro obstáculos críticos que sabotean el retorno de la inversión tecnológica:
1. Costos obligatorios de seguridad y cumplimiento normativo
El GDPR reduce los márgenes de beneficio un 1,9% en sectores intensivos en datos. Los ciberataques aumentaron 28% en el primer trimestre de 2024, obligando a las organizaciones a incrementar el presupuesto de ciberseguridad un 15% proyectado para 2025. Estos gastos son inevitables pero no generan valor directo al negocio.
2. Incentivos organizacionales desalineados
Los líderes de negocio que solicitan desarrollos tecnológicos raramente asumen los costos indirectos, que representan hasta el 80% del costo total durante el ciclo de vida del producto. Esta desconexión genera decisiones menos óptimas que resultan en pérdidas de valor del 20-30%.
Un ejemplo ilustrativo: un gerente de marketing solicita una aplicación móvil con presupuesto aparente de $100,000, pero los costos reales incluyen licencias de herramientas, servicios cloud, seguridad cibernética, integraciones sistémicas, mantenimiento continuo y actualizaciones de compliance. El costo real alcanza $500,000 en tres años. Como el gerente solo ve los $100,000 iniciales, no existe incentivo para optimizar el diseño, reutilizar componentes o considerar alternativas eficientes. Resultado: proliferación de pilotos únicos que no escalan, mientras IT absorbe costos ocultos sin gestión activa.
3. El círculo vicioso de la deuda técnica
Las empresas pagan entre 10 y 20% adicional en cada proyecto para resolver problemas de deuda técnica, creando un ciclo destructivo: la presión por entregas rápidas impulsa soluciones fragmentadas que generan mayor complejidad sistémica; esta complejidad incrementa exponencialmente los costos de mantenimiento y desarrollo futuro; los presupuestos limitados por estos sobrecostos fuerzan nuevamente soluciones rápidas y desintegradas. El resultado para la economía en TI es un “impuesto tecnológico” que crece exponencialmente, donde las empresas invierten más en reparar sistemas existentes que en crear valor innovador.
4. Beneficios que se distribuyen externamente
Entre el 10 y el 20% de las mejoras de productividad derivadas de inversiones en trabajo remoto benefician directamente a los empleados más que a la empresa. Otro 5-10% se pierde cuando proveedores no transfieren sus reducciones de costos a los clientes.
Esta “fuga de valor” es sutil pero costosa. Cuando las organizaciones invierten en herramientas de colaboración remota, videoconferencias y plataformas digitales, parte de la productividad se traduce en beneficios personales: menor tiempo de desplazamiento, mayor flexibilidad horaria, mejor equilibrio vida-trabajo.
Aunque estos beneficios mejoran la retención de talento, no se reflejan en KPIs empresariales. Los proveedores cloud que reducen sus costos de hardware mantienen precios estables mientras mejoran márgenes. Las empresas financian mejoras de productividad cuyos beneficios económicos se distribuyen entre empleados y proveedores, diluyendo el ROI real.
Cuatro estrategias para optimizar la inversión en TI
La transformación hacia una economía tecnológica eficiente requiere implementar cuatro cambios estructurales:
1. Implementar modelos de consumo medible y transparente
Cada servicio tecnológico debe funcionar como producto consumible con APIs estandarizadas, capacidades de medición granular, sistemas de autenticación robustos y algoritmos precisos de cálculo de costos unitarios. Una institución financiera líder desarrolló un modelo algorítmico que integra datos de inventarios de activos, repositorios de código y sistemas de tickets, perfilando automáticamente los generadores de deuda técnica a nivel de producto específico.
2. Adoptar gestión integral basada en productos
La transformación debe extenderse más allá de IT hacia toda la organización. Las empresas con mayor madurez en modelos de producto logran 60% más retorno total para accionistas y 16% superior margen operativo. El product manager se convierte en rol crítico, desarrollando aspectos financieros completos del producto y contabilizando todos los costos directos e indirectos durante el ciclo de vida completo.
3. Enfocar recursos en valor escalable y dominios completos
En lugar de perseguir mejoras incrementales, las organizaciones deben concentrarse en dominios end-to-end donde el 80% de intervenciones exitosas en transformaciones digitales se fundamentan en re-enfocar el alcance hacia procesos bien definidos. La clave es sizing analítico riguroso del potencial de valor de cada caso de uso, estableciendo balances trimestrales para reasignar presupuestos hacia productos que cumplen milestone de valor.
4. Reinventar modelos de talento para ecosistemas de IA
La IA agéntica demuestra aceleraciones del 40-50% en cronogramas de modernización tecnológica y reducciones del 40% en costos de deuda técnica. Esta transformación requiere reconfigurar completamente los modelos de recursos humanos, evolucionando desde estructuras rígidas hacia sistemas adaptativos y volátiles que respondan a las dinámicas impredecibles de la inteligencia artificial generativa.
El imperativo estratégico para CIOs y CTOs
Las decisiones sobre tecnología empresarial en los próximos dos años determinarán el desempeño organizacional durante la década siguiente. La pregunta fundamental no es si las empresas pueden permitirse invertir más en tecnología, sino si pueden permitirse continuar con modelos de economía tecnológica ya obsoletos.
La transparencia económica tecnológica ya no es opcional para los líderes digitales. Los CIOs que implementen exitosamente modelos de consumo medible, gestión integral de productos, enfoque en valor escalable y talento adaptado a IA no solo resolverán la paradoja de productividad tecnológica, sino que posicionarán sus organizaciones como líderes en la economía de inteligencia artificial.
El futuro pertenece a ejecutivos que comprendan que la tecnología no representa un centro de costos a gestionar, sino un activo estratégico a optimizar sistemáticamente. La ventaja competitiva se definirá por la capacidad de extraer valor máximo de cada dólar invertido en infraestructura, aplicaciones y talento tecnológico.