Las mujeres en ciberseguridad siguen siendo minoría. Las empresas tienen en sus manos la clave para revertir esta desigualdad.
La brecha persiste. En ciberseguridad, solo el 25 % de los profesionales son mujeres en América Latina. En todo el mundo, la disparidad no es menor. Según el Foro Económico Mundial, la paridad salarial total no se alcanzará hasta 2058. En paralelo, la Organización Internacional del Trabajo reporta que las mujeres en la región ganan en promedio un 20 % menos que los hombres y enfrentan mayores tasas de desocupación y empleos de menor calidad.
Si bien ha habido avances, el acceso de las mujeres a posiciones de liderazgo sigue siendo una tarea pendiente.
El techo de cristal: barreras invisibles pero contundentes
El techo de cristal no es un concepto abstracto. Es una realidad que impacta directamente en la progresión profesional de las mujeres. En 2024, solo el 11 % de los nuevos nombramientos de directores ejecutivos a nivel mundial fueron mujeres, según Russell Reynolds Associates.
Carla Araujo, Mánager de Marketing para ESET Brasil, ha vivido esta situación de cerca: “Siempre trabajé mayoritariamente con gestores y colegas varones. En diversas ocasiones, noté cuestionamientos velados sobre la capacidad de las mujeres para asumir posiciones de liderazgo”.
Julieta Escolar, Mánager de Recursos Humanos para ESET Latinoamérica, lo confirma: “El mayor desafío que enfrentamos las mujeres en el ámbito laboral es la falta de representación en cargos directivos. Aún escucho comentarios de líderes varones que prefieren no contratar mujeres para puestos clave por temor a la rotación por licencias de maternidad”.
El desafío no termina en la oficina. Un estudio de las universidades de Bath y Melbourne revela que las mujeres asumen el 71 % de las tareas de organización y planificación del hogar, además del 79 % de las tareas diarias. “La carga mental invisible de la mujer, buscando el equilibrio constante entre la vida familiar y laboral, es uno de los mayores desafíos que enfrentamos”, afirma Escolar.
Cómo cerrar la brecha: el rol clave de las empresas
Las empresas tienen el poder de transformar esta realidad. Algunas medidas concretas incluyen:
- Asegurar que los procesos de contratación sean equitativos y libres de sesgos de género.
- Implementar políticas de equidad salarial.
- Fomentar programas de capacitación y mentoría para mujeres.
- Visibilizar el papel de las mujeres en profesiones dominadas por hombres.
- Crear condiciones justas para el crecimiento profesional sin barreras implícitas.
“No se trata solo de ofrecer oportunidades, sino de garantizar condiciones justas para que todos los profesionales puedan crecer”, enfatiza Araujo.
Invertir en diversidad no es una cuestión de responsabilidad social. Es una estrategia de negocios. Las empresas que fomentan la inclusión obtienen equipos más diversos, con ideas frescas y resultados superiores. La decisión está en sus manos.