Lo oficial, enmarcado en la “renovación ordenada” presentada por el comunicado de Telefónica, contrasta con las maniobras estratégicas que llevaron a este desenlace.
La salida de José María Álvarez-Pallete como presidente de Telefónica no solo marca el fin de una era para la multinacional española de las telecomunicaciones, sino que también revela una compleja partida de ajedrez entre accionistas y el Gobierno de Pedro Sánchez.
El comunicado oficial de Telefónica, más cercano a un acta de junta directiva que a un documento para los medios de comunicación, menciona que el relevo busca “adecuarse a la nueva estructura accionarial”. Sin embargo, no ahonda en cómo esta estructura se consolidó en torno a dos actores clave: la saudí STC Telecom y el Gobierno de España, a través de la Sociedad Española Participaciones Industriales (SEPI).
Para muchos analistas de las tecnológicas y del mercado de capitales, mientras se agradecía públicamente la trayectoria de Álavez- Pallete, se alcanzaba la consumación de un plan calculado que culminó en su salida antes de que STC consolidara su presencia en el consejo.
El rol de STC: ¿aliado o verdugo?
Aunque STC no había oficializado su representación en el consejo de la empresa al momento de la destitución, su influencia resultó determinante. El giro inesperado de la teleco saudí, que en principio fue cortejada por Álvarez-Pallete como potencial aliada, se transformó en una jugada maestra al adquirir un 10% del capital sin previo aviso. Esta operación no solo dejó descolocado al entonces presidente, sino que también ofreció al Gobierno una excusa para tomar mayor control sobre la compañía.
Las fuentes aseguran que el Ejecutivo, liderado por Pedro Sánchez, aprovechó el momento para orquestar su entrada a través de la SEPI, asegurando al mismo tiempo el respaldo de otros accionistas como Criteria. En paralelo, STC mostró interés en dos asientos en el consejo, consolidando así su influencia futura.
El golpe final se dio en Moncloa, sede del Ejecutivo español, donde Álvarez-Pallete fue informado de su destitución en una reunión encabezada por Manuel de la Rocha, jefe de la Oficina Económica de Moncloa. La figura de Marc Thomas Murtra Millar, ahora presidente ejecutivo del Consejo de Administración de Indra, emerge aquí como el nuevo presidente de Telefónica y fiel de equilibrio entre todas las partes implicadas.
Reza el comunicado oficial:
“Marc Murtra es ingeniero industrial por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Barcelona (ETSEIB) de la Universidad Politécnica de Cataluña. También tiene un Máster en Administración de Empresas (MBA) por la Leonard School of Business de la Universidad de Nueva York”.
“Es consejero independiente en Ebro Foods, S.A., miembro de su Comisión Ejecutiva y presidente de la de Auditoría y Control, así como consejero en Industria de Turbo Propulsores, S.A.
“Marc Murtra es patrono de la Fundación Bancaria Caixa d’Estalvis i Pensions de Barcelona “la Caixa”.
“Empezó su carrera profesional en la industria nuclear en British Nuclear Fuels Ltd en el Reino Unido, y continuó su carrera profesional en la consultora de estrategia DiamondCluster, donde trabajó para grandes empresas tecnológicas. Ha dedicado varios años a la función pública, donde fue especialista en Estrategia Digital, Transformación Digital y Public-Private Partnerships. En este cometido desarrolló la labor de director general de Red.es, así como la de jefe de Gabinete del ministro de Industria, Turismo y Comercio del Gobierno de España”.
“Ha sido Socio director de Closa Investment Bankers, así como director de CREA Inversión, y cuenta con amplio conocimiento del sector tecnológico”.
“Es profesor asociado de Dirección Financiera, Economía Financiera y de Master of Science in Finance and Banking en la Universidad Pompeu Fabra, donde imparte clases a estudiantes de grado de Administración y Dirección de Empresas, de grado de Económicas y Máster”.
¿Qué significa este cambio para Telefónica?
La llegada de Murtra marca el inicio de una nueva etapa, pero también plantea interrogantes. ¿Hasta qué punto la influencia conjunta de STC y el Gobierno alterará la estrategia de Telefónica? ¿Es esta “renovación ordenada” el preludio de decisiones que prioricen intereses externos sobre la independencia corporativa?
Este movimiento es un claro recordatorio de cómo los equilibrios políticos y empresariales pueden redefinir el liderazgo en una de las empresas más emblemáticas de España. La pregunta ahora no es solo qué hará Murtra, sino cómo Telefónica mantendrá su posición en un tablero donde los jugadores han cambiado, pero la partida sigue en curso.