En un panorama de incertidumbre geopolítica, ¿cómo equilibran las empresas sus objetivos de sostenibilidad con la percepción pública y las exigencias regulatorias?
El 69% de los ejecutivos considera que la anticipación a normativas más estrictas es un motor clave para sus iniciativas de sostenibilidad, un salto significativo frente al 57% del año pasado. Pero aquí surge la pregunta: ¿es la regulación suficiente para impulsar un cambio genuino o solo está empujando un compliance superficial?
Según el informe Un mundo en equilibrio 2024: Acelerar la sostenibilidad en medio de retos geopolíticos, del Instituto de Investigación Capgemini, las empresas están intensificando sus esfuerzos, pero no sin dificultades. A pesar de que el 84% de los directivos asegura estar en vías de cumplir sus objetivos de carbono, la inversión promedio en sostenibilidad ha caído este año del 0.92% al 0.82% de los ingresos.
Tecnología climática: ¿la clave para el éxito?
La mayoría de los líderes corporativos confía en que la tecnología climática es indispensable para alcanzar metas ambientales. Cyril Garcia, de Capgemini, lo explica claramente: “La reducción de CO2 debe traducirse ahora en ahorro de costos. La sostenibilidad ya no es solo un tema ético; es un imperativo pragmático”.
¿Qué significa esto en la práctica?
- Circularidad en acción: Tres de cada cuatro empresas han hecho del reciclaje un eje de sus estrategias, frente al 53% en 2022.
- Diseño sostenible: Dos tercios están eliminando materias primas derivadas de combustibles fósiles en sus productos.
- Gestión del agua: El 75% ha implementado programas para reducir el desperdicio hídrico, comparado con solo el 55% hace dos años.
Estas cifras muestran avances, pero también ponen en evidencia las brechas. La lucha contra las emisiones de Alcance 3 sigue siendo un desafío crítico, con solo un tercio de las empresas preparadas para cumplir con los requisitos de la Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD) en 2025.
Dos tercios de los ejecutivos coinciden en que los datos y las tecnologías digitales aceleran la adopción de la tecnología climática. Aunque los elevados costes, la escasez de personal cualificado y las incertidumbres normativas plantean retos.
La desconfianza de los consumidores: ¿Greenwashing o realidad?
Aquí está el verdadero obstáculo. Aunque las organizaciones refuerzan sus esfuerzos, la percepción pública se deteriora. Más del 50% de los consumidores creen que las iniciativas corporativas de sostenibilidad son un greenwashing, frente al 33% del año pasado.
¿El problema? La falta de resultados tangibles y una comunicación clara. Mientras los consumidores demandan mayor transparencia, las empresas luchan por equilibrar sus reportes con las expectativas públicas. Esto plantea una paradoja: ¿cómo construir confianza en un contexto donde las dudas prevalecen?
Geopolítica: el freno inesperado
Casi dos tercios de los ejecutivos afirman que la incertidumbre geopolítica está retrasando sus inversiones en sostenibilidad. Los conflictos internacionales, como las tensiones entre EE. UU. y China o las guerras en Ucrania y Oriente Medio, generan disrupciones en las cadenas de suministro y reducen la disponibilidad de financiamiento público.
A nivel global, las preocupaciones varían. El 75% de los ejecutivos suecos se muestra alarmado por las tensiones geopolíticas, comparado con el 71% en EE. UU. y solo el 59% en India. Esta incertidumbre dificulta planificar a largo plazo y amenaza el compromiso con las metas climáticas.
La sostenibilidad como prioridad… ¿o como obligación?
En el fondo, la sostenibilidad no puede limitarse a cumplir normativas o a responder al escrutinio público. Requiere una integración estratégica y auténtica en cada nivel organizacional. Los líderes tienen hoy la oportunidad —y la responsabilidad— de demostrar que las acciones pueden hablar más fuerte que las palabras.
Entonces, ¿qué define el futuro de la sostenibilidad? La respuesta no está solo en regulaciones ni en tecnología. Está en la capacidad de las empresas para transformar desafíos en oportunidades y convertir escepticismo en confianza.
La pregunta es: ¿están listas para dar ese paso?