Hablar de una propuesta nacional sobre Inteligencia Artificial, IA, supone una discusión con muchas aristas.
Contar con una política nacional para encarar las complejidades de esta tecnología no es una tarea sencilla.
Por: Rodrigo Acevedo | Gerente general Entersoft
Como se sabe, la UNESCO há presentado un reporte de evaluación del estado de preparación de la Inteligencia Artificial (IA). Síguiendo las recomendaciones de este reporte, el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de Chile presentó una Política Nacional de IA actualizada.
Esta propuesta incluye un plan de acción, así como también una propuesta de ley de IA.
Este proyecto legislativo busca regular y fomentar el desarrollo ético y responsable de esta tecnología en el país.
Se trata, por cierto, de una excelente noticia, siempre y cuando no quede rezagada o demore mucho en ser analizada y tramitada.
En efecto, la IA es una tecnología extremadamente poderosa que puede ser muy beneficiosa si se utiliza de la manera adecuada, por ejemplo, en la automatización de procesos.
Esto se debe a que dicha tecnología permite a las empresas – entre tantos usos – reducir el tiempo manual dedicado a las tareas repetitivas, así como disminuir los errores humanos. Ello mejora y optimiza los flujos de trabajo.
Tecnología poderosa
De esa manera, para ejemplificar, los sistemas de Inteligencia Artificial y aprendizaje automático posibilitan la interacción entre datos, como imágenes o documentos, de los que se puede obtener información relevante.
Tal posibilidad constituye en evidente beneficio para la gestión empresarial.
Así, hay ciertos procesos que pueden quedar totalmente automatizados como sucede con la facturación, el análisis de contratos o documentos legales, y la mensajería web.
Siguiendo esa línea, un centro de atención al cliente puede estar totalmente automatizado con Inteligencia Artificial.
No obstante, la IA tiene innumerables aplicaciones con diversos grados de impacto, de manera transversal, en industrias y áreas como salud, telecomunicaciones, minería, agro y acuicultura.
Por lo mismo, es fundamental, dado su alcance y avance tan rápido, una regulación que garantice la seguridad de las personas y que sea utilizada como una fuerza positiva en la sociedad para incrementar el bienestar humano.
Está claro que el desarrollo de tecnologías disruptivas como la IA, con foco principalmente en las personas, la protección del medioambiente y el impulso a la innovación, requieren de una regulación que posibilite el cumplimiento de esos principios.
Esta motivación ha empujando durante los últimos años discusiones globales, a propósito de la IA.
Tanto así que diversos países ya han avanzado en marcos regulatorios e institucionalizado.
Existe una creciente reflexión a nivel global acerca de la necesidad de una gobernanza de esta herramienta, sus usos y alcances.