Hay varios desafíos a nivel país para superar la escasez de profesionales TIC. En primer lugar, es necesario enseñar, especialmente a los jóvenes, que las tecnologías son más que videojuegos, redes sociales o películas.
Claudio Fuentes, Gerente de Marketing SCM Latam.
Con un déficit del 30% en profesionales TIC, no me extraña que Chile se venga estancando en crecimiento desde hace ya varios años. Pensando en el mediano plazo, las mayores oportunidades laborales están en torno a la inteligencia de negocios (Business Intelligence o BI) que es un área que está creciendo notablemente en el mundo entero.
En Chile, la situación del BI es muy variada, para muchas pymes no es tema, mientras en empresas medianas recién se presenta como un área en formación y en las grandes compañías están apostando cada día con mayor fuerza en esta dirección, invirtiendo en mejor tecnología y en formar equipos sólidos de trabajo, por tanto, hay espacio para muchos perfiles profesionales, lo que lo hace un espacio altamente atractivo.
Otro campo importante son los emprendimientos. Durante los últimos años se ha intentado potenciar este espacio que, en su mayoría, requiere siempre de uno o más profesionales del ámbito de las TIC. En ese sentido, los profesionales TIC tienen un espacio grande para llegar rápido a cargos importantes en empresas pequeñas, pero con proyección.
Paralelamente, hay varios desafíos a nivel país para superar la escasez de profesionales TIC. En primer lugar, es necesario enseñar, especialmente a los jóvenes, que las tecnologías son más que videojuegos, redes sociales o películas. En Uruguay, por ejemplo, las mallas curriculares de los colegios incluyen asignaturas de programación y, de hecho, ese país, con apenas 3.5 millones de habitantes, se ganó el liderazgo de TI en la Región durante los último años.
En Chile, son pocas las iniciativas de este tipo y son, generalmente un esfuerzo personal de profesores o colegios específicos. Por otra parte, la educación superior también presenta una deficiencia: los programas educativos no se actualizan con suficiente velocidad. Los ingenieros chilenos suelen ser tildados de sobre calificados, sin embargo, todavía son incipientes las mallas curriculares para prepararlos efectivamente para un mundo tecnológico que avanza rápido, por lo que los planes de estudio van quedando obsoletos a diario. Otro rasgo de la lentitud para enfrentar los avances tecnológicos y del mercado, es que todavía no se tiene una carrera o postgrado específico en espacios como el Data Mining o la Inteligencia de Negocios, teniendo la revolución industrial de los datos a nuestros pies.
Con respecto a las políticas públicas y la industria, ahí hay un dilema importante, ya que es imperante fomentar la innovación para favorecer el crecimiento y convertir al mercado local en un espacio más dinámico. Sin embargo, en la actualidad existe una posición de comodidad, donde las grandes empresas no tienen necesidad de innovar, las pequeñas no tienen los medios y el Estado no actúa con suficiente eficacia en la implementación de nuevas políticas públicas enfocadas en potenciar este aspecto. Una opción sería que el Estado subvencione la formación de profesionales TIC y aplique incentivos más fuertes para que la demanda de estos profesionales sea mayor. Chile persiste con mantener baja inversión en investigación, desarrollo, ciencia y tecnología, siendo que lo concreto, según cifras internacionales, es que es urgente nivelarnos a los países miembros de la OCDE en dichos aspectos.
Finalmente, recomendaría explorar el mundo de las TIC no solo a nivel local, ya que por definición las TIC vienen a abrir el mundo, ya sea en el ámbito de la formación o el mercado laboral. Una visión global genera una mejor perspectiva de lo que realmente sucede dentro y fuera del país. Sobre todo, pensando en que, al construir una carrera, no se puede pensar en dos o tres años, siempre hay que tener una proyección de al menos cinco o diez. De no ser así, la velocidad con que cambia la tecnología, pronto nos dejará atrás. Aprender a usar una herramienta es útil hoy, pero aprender a aprender, es útil para siempre. Nuestros profesionales deben ser adaptables y preparados para los cambios del futuro. Este es un desafío importante, y una oportunidad que se debe aprovechar.