Aun no se precisa el origen del ciberataque a la entidad financiera chilena que el pasado 24 de mayo significó la paralización de 9 mil sucursales en todo el país.
El 24 de mayo pasado, unas 9 mil sucursales del Banco de Chile dejaron de operar tras el impacto de un ciberataque, que en sólo cuatro movimientos logró sustraer 10 millones de dólares de las arcas del Banco. Tras reconocer la acción de los ciber delincuentes, El Banco de Chile aseguró que el ataque a través de un virus malware, del tipo DDoS, afectó las fuentes de capital de la organización más no las cuentas de los clientes.
Sin embargo, algunas fuentes reseñadas por América Economía, destacan que el monto del fraude pudo ascender a los 100 millones de dólares. Y que la referencia a los 10 millones de dólares se ancla en los montos que se podrían recuperar en el trazado de la ruta de seguimiento a las transacciones forzadas por los criminales.
El presidente del Banco de Chile, Pablo Granifo, ha señalado a la prensa chilena que el análisis forense tras el ataque determinó que estuvo involucrada una sofisticada red de hackers de Europa del Este o Asia.
Perfil del ataque
Informaron los voceros del Banco de Chile que el ataque se basó en un malware del SWAPQ, “que es un virus de día cero, es decir, que no ha atacado en ninguna parte antes. Si bien existía el tipo de virus, se trataba de un virus mutado”, destacó Eduardo Ebensperger, Gerente General del Banco de Chile.
Agregó el ejecutivo que el dinero fue conducido a una combinación de bancos corresponsales en distintas latitudes, pero la mayoría del dinero llegó a Hong Kong.
“Este era un evento destinado a dañar al banco, nos dimos cuenta que ese era el objetivo y cuadraba con este tipo de banda criminal. Nos demoramos dos o tres días para hacer todos los análisis para asegurarnos de que no se haya perdido ningún tipo de información, ni claves, ni fondos de los clientes”, terminó diciendo Ebensperger.
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