El que Amazon llegue a lanzar un banco constituye una amenaza enorme que obliga a la industria financiera a repensarse, asegura Daniel Aguilar, VP de Latinia para Latinoamérica.
El Banco de Amazon aparece hoy como un reto enorme que, aunque se encuentra todavía algo incógnito, no por esto es menos inquietante: Daniel Aguilar, VP de Latinia para Latinoamérica opina que “implica cierto cambio de paradigma en los cánones clásicos de cómo ha venido funcionando la banca desde hace décadas, y con qué objetivos,…”, y “… su impacto será mayor que el arribo de los neobancos o las propias fintechs, los primeros vistos a menudo como marcas blancas de los bancos tradicionales y a las segundas como cooperadoras necesarias del nuevo escenario financiero”.
Los bancos tienen gran capacidad de escalamiento, pero no velocidad, las fintechs, en cambio, tienen la velocidad, pero no la escalabilidad, pero Amazon cuenta con ambas virtudes, lo que lo convierte en una “amenaza sensacional”. Aunque no se trata del único caso de tecnológica metida a ser banco, sí es el que más ruido ha generado, no en vano ya ha lanzado las primeras iniciativas en países como la India o en el caso de Latinoamérica en México.
Los bancos tienen gran capacidad de escalamiento, pero no velocidad, las fintechs, en cambio, tienen la velocidad, pero no la escalabilidad, pero Amazon cuenta con ambas virtudes.
Existe en todo caso una diferencia tremenda; así como para un banco tradicional productos como créditos representan el fin de su negocio, para Amazon son solo un medio; el gigante de Seattle tan solo pretende facilitarlos para generar más negocio sobre su plataforma, de ahí que su aproximación en márgenes pueda ser irrisoria, empujándolos a la baja; es decir, la compañía no pretende hacer dinero con el margen del crédito, sino generar más volumen de negocio sobre su negocio tradicional, dando facilidades para su concesión.
“El cambio es pues paradigmático y se percibe con cierto temor en estos momentos, pues lo rodea todavía un halo de ambigüedad que magnifica esa incertidumbre, un estado que casa muy mal con un negocio tan conservador como la banca y más en América Latina”. considera el ejecutivo de Latinia.
El banco tiene la sensación, y en algunos países son hechos, que Amazon está coqueteando con sus clientes, y lo peor es que a estos les gusta ser cortejados. “Amazon lleva muchos años “re – ingeniando, re – imaginando cómo debe ser una óptima relación con el cliente, basada en la frecuencia, la conveniencia, y la búsqueda permanente del factor guau, es decir, el aspecto emocional”.
El banco tiene ante si tres opciones, tres escenarios que marcaran su nuevo punto de partida, del que devengan tres tipos de relación posible con Amazon; La 1ª, ganar…como Amazon; ningún banco será ‘el Amazon de las finanzas’, pero algunos pueden emular su éxito; la 2ª, ganar…con Amazon, es decir, crear productos o servicios que puedan ser distribuidos a través de su plataforma, creando valor conjunto para el usuario final; y la 3ª, perder, un escenario de consecuencias fatales, simplemente por dejar de ser relevante para su cliente.
A medida que Amazon vaya incorporando servicios a su oferta llegará un momento que el cliente se preguntará, ¿y por qué no mis finanzas?, “Si el cliente ve que Amazon le reconoce y le ofrece contenido relevante a partir de ofertas personalizadas a sus gustos y necesidades simplemente dejándose conocer, es decir, facilitándole datos sobre sus gustos y preferencias, la misma reflexión aplicada a las finanzas es inmediata, un “one-click”, parafraseando a Amazon”. Concluye Aguilar.