Las empresas, independientemente del sector al que pertenezcan y del tamaño que tengan, necesitan afrontar los nuevos retos de la economía digital para ser competitivas y no perder de vista las nuevas reglas del juego.
Por: Crispín Vélez Villazón, encargado de Transformación Digital Ricoh LATAM.
Ahora bien, a la hora de abordar un proyecto de transformación digital hay que ser exigente. Lo que diferencia a un buen proyecto es la capacidad de unir este proceso no solo a la tecnología, sino también al negocio y con una estrategia clara. Uno de los principales problemas es que la mayoría de estas iniciativas siguen centrándose más en la tecnología que en las necesidades del negocio y en los objetivos estratégicos que apoyan esos procesos de negocio, razón por la cual las compañías no logran ver resultados tangibles.
En un proyecto realizado con éxito, los beneficios de la transformación digital son claros: mejora de los ingresos, del margen, de la valoración de los mercados, así como de la experiencia del cliente. Factores, todos ellos, relacionados con el negocio.
El acceso a la información como punto de partida
Un reciente estudio de la Consultora Forrester señala que “el 89% de los empleados que trabajan a tiempo completo con los clientes no pueden brindar la experiencia que el cliente espera debido a que ocupan buena parte de su tiempo buscando información de valor a través de sistemas y procesos ineficientes de flujos de información”.
Con estos datos, el informe concluye que los sistemas actuales consumen mucho tiempo y recursos de los analistas, los cuáles podrían utilizar para proporcionar una atención y experiencia más satisfactoria y personalizada a los clientes. Actualmente muchas organizaciones buscan tener acceso a nuevas tecnologías ya que existe una gran brecha entre el tiempo de respuesta hacia los clientes, hacia procesos internos de negocio y una respuesta inmediata seria de mucho valor para todos los involucrados en el negocio.
Por ello, la colaboración, mensajería instantánea, soluciones móviles y los lugares de trabajo flexibles forman parte de la Transformación, a fin de reducir el tiempo dedicado a las actividades que no agregan valor a la organización o a sus clientes finales y tampoco permiten a los colaboradores dar un servicio personalizado a los clientes.
Es importante mencionar que todas estas tecnologías dependen de la socialización de la información crítica de los negocios.
Cuidar la experiencia del empleado
Los dispositivos móviles han impactado de forma decisiva en nuestra vida cotidiana, tanto que, en pocos años, se han vuelto herramientas esenciales, también para las empresas: la revolución propiciada por las tecnologías móviles – con smartphones cada vez más funcionales y aplicaciones cada vez más específicas – ha significado un verdadero reto a su tradicional esquema productivo.
Mientras el crecimiento de las herramientas basadas en la nube redefinió las expectativas sobre el hardware y la infraestructura (reorientado las inversiones hacia el cloud computing), los nuevos hábitos “tech” de los trabajadores incidieron en el día a día laboral. Así, se popularizaron distintas modalidades de teletrabajo (total o parcial) y nuevas actitudes corporativas como el BYOD (Bring your own device), que permiten o fomentan el uso de dispositivos móviles personales para el trabajo.
América Latina no está al margen de estas tendencias. La región tiene una alta tasa de penetración de smartphones donde el 79% de la población es usuaria de Internet. Según datos de la OCDE. Simultáneamente, la adopción corporativa de aplicaciones alojadas en la nube está a la vanguardia global, con un 39% de las grandes empresas de la región usando software en la nube, frente a índices mucho menores en Asia-Pacífico (28%), Estados Unidos (19%) y Europa (12%). (Según un estudio de la Consultora internacional Forrester).
Estos indicadores están redibujando el escenario interno de las compañías, muchas de las cuales operan prácticamente como oficinas sin papeles y con personas conectadas de manera remota. En este contexto, la gestión de los documentos corporativos sigue siendo un tema fundamental, que ya no se puede pensar sin el concepto de movilidad. La información importante, los archivos de distinto nivel de confidencialidad e incluso los datos sensibles demandan el mismo grado de eficiencia para su gestión. El cambio de paradigma, en cambio, tiene que ver con las características de los documentos, que ahora son irreversiblemente digitales, necesariamente móviles y, cada vez más, multi-plataforma.
En este sentido, el objetivo del CIO, por encima de todo, debe ser ayudar a crear un enfoque y estrategia digital optimizada y flexible para la gestión del estilo de trabajo que mejore la productividad y el compromiso de la fuerza laboral.