Hasta ahora parecía que la privacidad estaba en riesgo por hackers, Facebook o Google. Pero cuando se habla de espionaje, vemos que hay mucho más.
CIO AMÉRICA LATINA | Por Elibeth Eduardo | @ely_e
Dos escándalos en puntos extremos de América Latina nos hacen despertar – abruptamente – al tema de hasta dónde deben avanzar los gobiernos para preservar la seguridad.
En EE.UU. y EU el asunto ha sido debatido casi en posiciones extremas. Wikileaps se supone que es una respuesta a los abusos estadounidenses.
Sin embargo, que los hackers del Estado Islámico (EI) hayan logrado intervenir (nada más y nada menos) que la página del Ejército argentino para decir que está en el continente y trabajando sin parar coloca el debate en otra dimensión.
¿Tiene razón el gobierno mexicano en escudarse en el terrorismo y el narcotráfico para justificar el espionaje?
Bueno, en principio, la coincidencia resulta por demás conveniente aunque no sea sino eso: coincidencia.
Problemas graves, respuestas desesperadas
La amenaza terrorista y el narcotráfico son más cercanos a la región que la atención de los grandes hackers, aunque WannaCry nos puso en el mapa recientemente.
Tanto el BID como la CEPAL han reiterado la debilidad de la región en temas de seguridad informática y los gobiernos (en especial el de México) tenía varios asteriscos.
Finalmente, que la página de un Ejército regular, de las más disciplinados y entrenados de América Latina sea, por instantes, una amenaza del EI colocan al terrorismo, físico y virtual, en nuestras costas, dejándonos la sensación de que no estamos listos.
¿Justifica esto las acciones “defensivas” del gobierno mexicano? ¿O esta acción es una muestra más de que los vecinos nos contagian sus malas costumbres?
Quizás sea el tiempo de la reflexión sobre medios, fines y límites el que ha llegado a la región y, de seguro, ambos incidentes tendrán impacto en las legislaciones.
Entre Parlamentos y Ejecutivos
El problema de seguridad en tiempos de terrorismo y crimen organizado nos hace mirar todo el espectro. Pero también las referencias.
En Europa la privacidad (que no se discute) se debate en los países pero también en el ámbito comunitario, contrastando con la aparente “decisión ejecutiva” estadounidense donde el Congreso apenas parece tener derecho al pataleo. No más.
De nuevo, las fortalezas institucionales y los modelos políticos y de Estado se revelan como debilidades y fortalezas, en sí mismas.
El gobierno argentino saliente ha sido acusado de espiar a sus adversarios y a periodistas. ¿Explica eso que el presidente Macri pueda haber “bajado la guardia” en sus medidas informáticas? ¿El tiempo electoral influirá sobre el debate de “seguimiento” a periodistas y ONGs en México?
Mientras las legislaciones no son claras, todo es posible. Nuestros países deberán ponerle el cascabel al gato y las empresas acudir a sus instancias gremiales para fijar posición. Pero todo comienza por el CIO.
¿Tiene usted la suya frente al (falso) dilema de seguridad o libertad? Ya no hay excusas: procure tenerla.