Aunque el acuerdo está firmado desde diciembre pasado, hoy Google ya puede cantar “¡Victoria!” en un empeño que persigue desde que Obama fue a Cuba.
Ya Google ha demostrado en más de una oportunidad que su gerencia es gente de ideas fijas a quienes les gusta salirse con la suya todas y cada una de las veces que sea posible. Y es justo esa vocación “emprendedora” lo que ha logrado el desembarco de la empresa en la Antilla Mayor: ya no será a cuenta gotas sino a borbotones.
Google está haciendo historia. Y lo sabe: lograr que su “araña” de servidores teja la red de conectividad en Cuba no es poca cosa pues, no sólo permitirá mejorar sustancialmente las velocidad de red disponible para los habitantes de la isla (hasta donde el gobierno lo permita) sino permitirá que las empresas que están o quieren hacer negocios desde la misma cuenten con un servicio… que no tiene precio.
Y es que en el mundo moderno la conectividad tiene el mismo peso de negocios que, en la era industrial tuvieron primero el carbón y luego la electricidad o los hidrocarburos. En este caso, los servidores de Google en la isla son un hito histórico pues la misma es de las más bajas del mundo: 11%.
Cocinado a fuego lento
El servicio es el resultado de un acuerdo firmado por Google con la empresa de telecomunicaciones de Cuba Etecsa en diciembre del año pasado.
Hoy en día, navegar por Internet sigue siendo un pasatiempo caro en Cuba. Los cafés de internet administrados por el Gobierno cobran varios euros por una hora o dos de tiempo online, una gran cantidad en un país donde el salario medio es de unos US$18 al mes.
Google entró por primera vez en Cuba a principios de 2016 cuando instaló su propio centro tecnológico y servicio Wi-Fi en la galería del escultor cubano Alexis Leiva Machado. Este país está conectado a través del cable submarino ALBA-1, que va de Venezuela a la Isla.
El nuevo servicio es el resultado de un acuerdo firmado por Google con Etecsa, la compañía estatal de telecomunicaciones en diciembre de 2016, cuando el presidente ejecutivo de Alphabet, Eric Schmidt, estuvo en La Habana.