La Corte de Apelaciones del Noveno Circuito de EE.UU., con sede en San Francisco (California), decidió rechazar la apelación del gobierno de Donald Trump sobre el veto migratorio a siete naciones.
Según el documento judicial, el tribunal rechazó el recurso de la Administración estadounidense para que volviera a entrar en vigor la prohibición de entrada al país contra refugiados y nacionales de 7 países con mayoría musulmana, por lo que es previsible que el caso termine en manos del Tribunal Supremo.El presidente Donald Trump, minutos después, enojado tuiteaba: “Nos vemos en la Corte. ¡La seguridad de nuestra nación está en peligro!”, escrito todo en mayúsculas. Se estima que el gobierno apelará a la Corte Suprema, aunque aún existe una instancia posible en California.
La Corte de Apelaciones del Noveno Circuito desechó el pedido del gobierno de mantener las fronteras cerradas a refugiados y ciudadanos de Siria, Sudán, Libia, Irán, Irak, Somalia y Yemen, naciones sospechadas de terrorismo.
Un juez de Seattle había aplicado en primera instancia un amparo a este decreto y los fiscales de los estados de Washington y Minnesota, gobernados por demócratas, habían trasladado el caso a la Corte de Apelaciones. Los tres magistrados decidieron en forma unánime, luego de escuchar a las partes el martes 7, que el decreto debía permanecer sin validez.
La decisión del Tribunal en favor de los inmigrantes es una victoria no solo de los estados de Washington y Minnesota, que habían iniciado el juicio, sino también para empresas como Facebook, Google, Microsoft y otras tecnológicas que habían argumentado en favor de levantar la medida presidencial. Estas compañías habían expresado que la medida afectaría a su personal (más del 30% de sus empleados son inmigrantes), y también sus negocios globales.
En la audiencia el martes, el gobierno argumentó que el decreto es legal porque el Congreso concede al poder Ejecutivo una “amplia discreción para suspender la entrada de cualquier tipo de extranjero”. Y señalaron que un bloqueo a esa orden podría causar un “daño irreparable”.
Los magistrados pidieron pruebas sobre por qué creían que el ingreso de esos ciudadanos afectaría la seguridad nacional, pero el representante del gobierno en la audiencia fue vago al respecto. Cuando se le preguntó cuánta gente de esos países habían cometidos actos terroristas en EE.UU, apenas citó un vínculo de un ciudadano somalí con la organización Al Shabab, pero admitió que no había sido confirmado ante la justicia.
Dos de los tres magistrados que integran el tribunal fueron nominados por los demócratas y el restante por los republicanos. Los que estaban en contra del decreto argumentaron que su aplicación provocaría la separación de familias, el perjuicio de miles estudiantes que no podrían acceder a las universidades y pérdidas de impuestos.
“La verdad detrás de la prohibición deseada por Donald Trump es la discriminación contra los musulmanes. Fue hecha para favorecer a un grupo religioso en detrimento de otro”, enfatizaron.
Las presiones de Trump contra la Corte fueron fuertes e inusuales para la prolija separación de poderes que suele reinar en los Estados Unidos. “No quiero llamar a una corte sesgada, así que no la llamaré sesgada. Pero los tribunales parecen ser muy políticos”, había dicho. También había acusado al juez de primera instancia de ser “un seudojuez”.
Es muy probable que, tal como dijo Trump, el caso siga camino a la Corte Suprema. Allí aún rige un empate entre cuatro jueces nominados por presidentes republicanos y cuatro nominados por demócratas. El empate es una posibilidad real en la Corte Suprema. Si eso sucede, Trump tendrá problemas porque prevalecerá la decisión tomada por la instancia inferior, es decir, por el fallo de ayer del Tribunal de Apelaciones.
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