Un total de $ 200 millones de dólares fue el precio cancelado por la empresa Airbnb, quien adquirió Luxury Retreats, un servicio de alquiler de casas de lujo.
Con esta compra, Airbnb logra expandir su ruta de mercado hacia los alojamientos de gama alta y concreta la adquisición que había buscado desde hace varios años. En este sentido, su capacidad es complementaria a las de Airbnb. Entre las casas presentes en la plataforma de Luxury Retreats se encuentran una villa propiedad de Francis Ford-Coppola en Puglia (Italia) y la isla Necker de Richard Branson.
Esto encajaría con el plan de Airbnb de continuar diversificando su base de usuarios e ingresos. Un portavoz de Airbnb señaló: “Siempre estamos buscando proporcionar a nuestra comunidad acceso a nuevas y diferentes opciones”.
Sin embargo, la verdadera razón de la compra estaría en la adquisición del software para administrar ciertos servicios de consejería y otros aspectos, que Airbnb adaptaría a sus planes de trabajo.
Airbnb ha vuelto a dar un cambio en la estrategia de su línea de negocio. El turismo a bajo precio está muy bien, ofrece muchas oportunidades a un mayor número de población, pero quieren aspirar a algo más. Algo más elevado o costoso.
La evolución de Airbnb es cuanto menos curiosa. Empezó alquilando modestos sofás en casas de simpáticos propietarios dispuestos a mostrar los encantos de sus regiones a jóvenes, en su mayoría, que huían del turismo tradicional. Del sofá se pasó a las casas completas o semicompartidas a precios irrisorios comparadas con los hoteles; siempre y cuando estuviésemos dispuestos a prescindir del servicio de habitaciones.
Luxury Retreats, con sede en Montreal, Canadá, ha recaudado hasta la fecha 16 millones de dólares. Su última ronda de financiamiento, de 11 millones de dólares, se cerró en 2015 y la compañía es rentable desde hace años.
La empresa fundada por Joe Poulin ha aprovechado el boom del alojamiento colaborativo para aplicar el estilo de encontrar y alquilar casas de Airbnb al extremo superior del mercado de alquiler vacacional.
“La economía compartida ha explotado en popularidad y vemos una gran oportunidad para ofrecer previsibilidad y consistencia a nuestros huéspedes”, asegura Poulin.