#1. Retroalimentación suicida
Según el coautor del estudio y vicepresidente de investigación de VitalSmarts, David Maxfied, es el escenario más común: por un juicio sesgado o una mala lectura de un colega o – peor aún – su jefe o encargado, decide dar una retroalimentación (no solicitada) cuando lo mejor seria permanecer en silencio.
En la mayoría de los casos, a menos que alguien le pregunte específicamente por sus comentarios (que debe entregar con mucho tacto, de forma privada y discreta) mejor, no diga nada.
Los elementos de privados y discretos suelen ser esenciales: si esta retroalimentación ocurriera delante del jefe de su jefe, seguro se sentiría emboscado y humillado, desarrollando una permanente desconfianza hacia usted aunque, en el momento, no mostrara ninguna molestia.
#2. El chisme como karma
Maxfied señala que esto es tan común como desastroso. “Es fácil cometer un error de juicio y confiar en un compañero equivocado, incluso, si sólo está tratando de hacer lo correcto y practicar la forma de abordar una situación difícil con su jefe, un colega o amigo del trabajo”, explicó.
Así que, no se arriesgue: es mejor idea que consulte con su cónyuge, un amigo personal o un pariente cercano. Claro, esto siempre y cuando estás personas no tengan relación alguna con su trabajo.