La idea de un Internet gratis y de calidad no es nueva. Es, y ha sido un planteamiento exhibido por muchos, y no es algo tan descabellado como uno podría imaginar. Seguramente obedece a la desesperación que muchos experimentan, sobre todo en el sector de las Tecnologías de la Información y Comunicaciones, TIC, al comprobar cada cierto tiempo que los anuncios y proyectos de una política-país contundente en el fomento del buen uso transversal de las TIC queda solo en eso, anuncios y proyectos.
CIO América Latina/Mario Augusto Beroes Ríos
Diego González gerente general de Defontana, una empresa chilena especialista en soluciones administrativas, tiene la autoría del párrafo anterior. Trabaja en una empresa que cuenta con 12 mil profesionales y al tocar el tema de las TIC asegura que es “mucho lo que está en juego y poco el tiempo que se tiene”.
Pone a colación el ejemplo que se vive en Chile con “la tan anhelada Agenda Digital”. González asegura que ya en mayo del 2013 se daba a conocer lo que se denominó la hoja de ruta del gobierno en torno a las Tecnologías de la Información con el fin de impulsar el desarrollo digital y tecnológico del país austral.
“En ella se establecieron cinco ejes estratégicos: conectividad e inclusión digital, innovación y emprendimiento, educación y capacitación, servicios y aplicaciones y entorno para el desarrollo digital. Cada uno de ellos, con un plan de acción y ejecución, además de metas e indicadores relevantes de manera de ir monitoreando su grado de implementación a fin de impulsar la competitividad y la economía digital de Chile”.
“En ese momento, el proyecto fue concebido como un documento vivo y dinámico, elaborado en el marco de un trabajo multisectorial que incorporó al sector público, académico y privado”.
-¿Y ha funcionado; se logró algo?
-No, nada. Ya pasó un año y luego del nacimiento del Consejo Público-Privado del Desarrollo Digital para definir los lineamientos estratégicos de la Agenda Digital no se ha avanzado. A un año de aquello, todavía no hay humo blanco. Peor aún, según la ACTI, este retraso está provocando pérdidas en la industria, generando un alza en torno del 15% en los costos de los proyectos TIC, debido a la depreciación cambiaria.
“Es cierto, como dice el gobierno, que hay otras prioridades. Sin duda, eso es muy cierto y atendible. No obstante, todo indica que en todo este tiempo no han entendido que muchas de esas prioridades podrían resolverse con una política-país seria de fomento y buen uso de las TIC, aplicada de manera transversal en las distintas áreas socio-económicas del país“.
-Cuáles serían los beneficios y para quiénes?
El directivo de Defontana es de la opinión que al interior de las empresas, está comprobado que la automatización de procesos puede traer importantes beneficios en términos de calidad, productividad y crecimiento. Basa su afirmación en un estudio de Nucleus Research, que señala que por cada dólar que se invierte en un ERP se tiene un retorno de 7,23 dólares en el mediano plazo.
Asimismo añade Diego González, las ventajas de un acceso robusto a internet en las empresas no sólo permiten movilidad y teletrabajo, también ubicuidad permanente, lo que redunda en mejor gestión, eficiencia y mejor aprovechamiento de nuevas oportunidades de negocios.
“Sin embargo, fuera de las empresas, también es posible ver esos efectos. Un Estado que invierte en tecnología puede conseguir una ciudadanía más informada y participativa, descongestionar oficinas públicas de atención y, por qué no también los centros de salud primaria. También puede lograr una ciudad más eficaz e inteligente en su contexto, tanto en transporte como en infraestructura. Lo mismo puede suceder en las diversas industrias que mueven la economía nacional, ya sea minería, agricultura, vitivinícola, turismo, por mencionar solo algunas”.
-Otros países lo han conseguido. China, Islandia, Irlanda son muestra de que con un buen plan de introducción y fomento de las TIC se puede marcar la diferencia entre ser un país emergente o uno en vías de desarrollo e incluso uno que pueda plantarse de igual a igual con otro ya desarrollado. Es de esperar que el Estado lo comprenda para que de una vez por todas las TIC estén dentro de sus prioridades.