Los datos siempre están en riesgo de perderse o de que sean robados, además de que nunca falta quien olvide la clave para acceder a ellos, por lo cual los proveedores de seguridad están incorporando tecnología de cifrado cada vez más controlada para las empresas, y más transparente para los usuarios.
Poco antes de que la máquina de escribir fuera sustituida por la computadora personal y de que los documentos impresos se convirtieran en información codificada en bits, las empresas solían resguardar sus datos más sensibles en carpetas, archiveros y bodegas, cuyo esquema de protección dependía simplemente de controlar el acceso con cerraduras, candados, llaves o avisos con leyendas como “Prohibida la entrada” o “Sólo personal autorizado”.
Pero en el terreno informático, y muy particularmente dentro de un entorno de redes, la propia naturaleza de los documentos obligó a modificar radicalmente tan rudimentario método de protección y hoy en día, los negocios manejan complejas estructuras de seguridad que incluyen antivirus, firewalls y aplicaciones de respaldo, aunque el privilegio de acceder a dicha documentación sigue centrándose en quién tiene “la llave” (usuarios autorizados, administradores de sistemas, etc.).
Debido a esto, tanto las organizaciones como los usuarios deben estar conscientes de la importancia de encriptar sus datos de forma concreta (una carpeta o fichero) o global (encriptado íntegro del equipo). El cifrado de datos es el proceso por el que una información legible, mediante un algoritmo llamado cifra, se transforma en información ilegible (conocida como criptograma o secreto); en ese sentido, quien cuente con los permisos correspondientes y tenga la clave de cifrado, puede volver a hacer legible la información, reduciendo así el riesgo de que sea leída por terceras partes o de que termine en manos inapropiadas.
Los algoritmos, sin embargo, suelen ser públicos, lo cual facilita la intromisión de posibles atacantes, por lo que los expertos sugieren basar la seguridad de un sistema de cifrado enteramente en la clave. En materia de cumplimiento, los negocios tienen la obligación de encriptar cualquier equipo portátil con el que vaya a accederse a las redes corporativas, así como hacer copias de seguridad externas y cifrar los datos más sensibles en caso de que la transmisión de los mimos se realice a través de un entorno tan descontrolado e inseguro como lo es Internet; para esto se recomienda el uso de protocolos criptográficos como SSL (Secure Socket Layer), conformando una capa de seguridad que puede aplicarse en diversos ámbitos, como HTTPS, FTP y/o SMTP.
Adoptar VPNs (Virtual Private Network) y cifrar archivos o discos duros son también buenas alternativas para la protección de los datos, aunque tener un fichero o una información cifrada no garantiza absolutamente su integridad o su fiabilidad, ya que pueden presentarse problemas aún con los algoritmos más seguros; por ejemplo, la información se perdería en caso de que sea cifrada en un disco duro y éste se estropee, también es probable que un usuario olvide las claves de cifrado o las filtre con la idea de afectar a su compañía, además de que se suele almacenar la clave en el mismo sitio que el fichero cifrado, por lo que si alguien accede a este último también podrá encontrar la clave para descifrarlo.
Una mala gestión de las claves o el manejo de información inválida impedirá que el destinatario acceda a ella aunque el cifrado y descifrado sean correctos, por lo que siempre será necesario realizar backups de los datos, recurrir al método de doble autenticación o garantizar la seguridad de las claves, sobre todo si se tiene a la nube como principal repositorio o medio de transferencia.
EL ESLABÓN MÁS DÉBIL
Pareciera que las soluciones de encriptación fueron diseñadas exclusivamente para las empresas, pero no debemos olvidar que la mayoría de los riesgos a la seguridad tienen como punto de coincidencia al individuo, ya sea como usuario interno o externo de una red corporativa; de hecho, existen tecnologías -como Microsoft BitLocker– que permiten cifrar los archivos de forma local o en el equipo de cada usuario.
El nivel de seguridad que otorga el cifrado depende de la robustez del algoritmo de encriptación, o sea, del modo en que se cifra la información para hacerla ilegible. A fin de satisfacer los requerimientos de las organizaciones en esta materia, la compañía de seguridad ESET estableció recientemente una alianza tecnológica con la empresa DESlock, cuyo producto insignia (DESlock+) permite justamente el cifrado de datos.
Debe mencionarse que el trabajo desde el hogar o desde dispositivos móviles obliga a la extensión de las políticas de seguridad mediante el cifrado más allá del perímetro de una red; en ese sentido, la solución referida ofrece un control completo sin importar dónde se encuentran los usuarios; se trata de una poderosa herramienta de cifrado que, del lado del servidor (DESlock+ Enterprise Server), permite a los administradores de sistemas la fácil gestión de usuarios y estaciones remotas de trabajo de manera independiente o en relaciones de “muchos a muchos”.
Esta aplicación facilita además el uso compartido de claves entre clientes en tiempo real, utilizando avanzados algoritmos y estándares para crear claves impenetrables y haciendo posible el cifrado de discos duros, medios extraíbles, archivos y correos electrónicos.
Los datos son una parte crítica de toda organización, pero este valioso activo suele suponer un gran riesgo cuando se traslada o se transmite fuera de la red corporativa. DESlock+ también garantiza una mínima interacción del lado del cliente, mejorando el cumplimiento de normativas por parte del usuario y permitiendo la seguridad de los datos corporativos con un único paquete instalador de Microsoft (MSI).
Aparte de la edición gratuita denominada “Personal”, DESlock maneja las versiones Pro, Standard y Essential (esta última exclusiva para los clientes de ESET) pensando en los requerimientos de distintos tipos de usuarios y tamaños de empresas.