Enterprise Hybrid Cloud es la apuesta de EMC en el desarrollo de una consola para la integración de recursos computacionales en la nube, permitiendo la flexibilidad de movilizar los activos de información y la automatización de servicios en forma transparente entre la nube pública y la privada.
Al momento de hacer evolucionar la infraestructura de los centros de datos, en los oídos del CIO resuena el buzz del mercadeo que reduce las opciones entre la nube pública o la nube privada. En este sentido, Luis Fernando Cassaigne, Consultor Técnico Senior de EMC, rescata el “poder de la conjunción Y” para dejar en claro que a los líderes de tecnología no se dejan atrapar por la capsula azul o roja, y por eso exigen un estrato híbrido como la opción más racional y rentable para la modernización de la infraestructura de datos. La tercera vía lleva formal de a compañía para las nubes hibridas: EMC Enterprise Hybrid Cloud.
Privada y pública
Cassaigne destaca que el paradigma de la nube, incorporó una serie de paradigmas al cómputo de misión crítica producto de la virtualización de los recursos de procesamiento y almacenamiento de los datos, a partir de la automatización de las máquinas virtuales para la optimización del hardware y la definición de procesos y cargas de trabajo desde el software (SDx), y por sobre ha supuesto la adopción de una metodología de catálogos de servicios, que como templates o machotes pre establecidos, facilitan el despliegue rápido de servicios y aplicativos, sin caer en las perversas prácticas del desarrollo de aplicaciones “on the fly” que tanto daño hacen a la integración e interoperabilidad de los sistemas.
Esta infraestructura reside en los fierros de un centro de datos. En su despliegue, una empresa puede delegar el control a un proveedor externo (nube pública). En esta línea están los servicios de nube de Amazon, Azure de Microsoft, Telmex o Alestra en México. Pero dada la importancia del legado tecnológico, una compañía pueda dejar todo el poder de cómputo en casa invirtiendo en más y mejor tecnología (nube privada).
Se ha difundido una percepción a favor de la nube pública que invita al CIO a concentrarse en innovar en aplicaciones de optimicen el negocio y dejar la responsabilidad de la infraestructura (agilidad y escalabilidad) en un tercer proveedor. Sin embargo, los contratos con terceros tienen restricciones y la escalabilidad puede resultar costosa. “Existen escenarios de activos sensibles que deben estar en la nube privada de la organización”, destaca Cassaigne.
Imaginemos que tenemos que orientar la infraestructura desde un ERP como SAP. Dentro del despliegue de la plataforma hay recursos que consumen espacio de discos y energía y que se utilizan sólo en el momento de implementarse la solución o cuando se realizan cambios. Si se trata de una corporación manufacturera estos activos de desarrollo de aplicaciones pueden estar en un espacio de nube pública, al igual que algunos sistemas de calidad de la plataforma, al tiempo que las funciones medulares para la operación –producción, finanzas y procesos financieros—residirían en la nube privada.