1. Algramo (Chile)
Con un modelo de negocio enfocado en crear un canal de distribución de productos de necesidad básica a granel, la empresa chilena Algramo ha logrado hacer más justa la distribución de alimentos en los sectores pobres más desatendidos, permitiendo la reducción de los precios de compra de las familias de una manera inteligente, moderna y sustentable.
Cuando uno de los fundadores de Algramo, José Manuel Moller, se movía como un estudiante a un barrio pobre en las afueras de la ciudad capital de Santiago, pudo comprobar uno de los detalles que los sociólogos han identificado de la pobreza: es cara. Así, comprar alimentos básicos en las pequeñas tiendas locales de los barrios supone un “impuesto a la pobreza”, como lo ha denominado Moller, en el que las familias de bajos ingresos son obligadas a pagar más por menos productos.
Algramo cuenta con 125 máquinas expendedoras en Santiago de Chile que distribuyen productos básicos a granel incluyendo detergentes, arroz, frijoles y lentejas. Estás máquinas son instaladas en forma gratuita en las pequeñas tiendas de barrio con un beneficio de 50-50 para el tendero y la compañía de Moller, lo cual mejora la competitividad de los comerciantes permitiéndoles márgenes de ganancia con los cuales pueden competir en precios con las grandes cadenas de supermercados.
La reducción de la cadena de suministros así como la eliminación de los costos del envase, etiquetado e intermediarios, permite una que los productos cuesten en vitrina un 40% menos que las versiones empaquetadas.
Algramo beneficia a una población de 15.000 personas actualmente y espera expandirse este año a Colombia. Sus planes de expansión estiman alcanzar toda América Latina en la década.