A pesar de que EE. UU. sigue siendo la fuerza dominante en el mercado de servicios públicos en la nube a nivel mundial, las tasas de crecimiento más elevadas están generándose, en realidad, en regiones emergentes como América Latina, especialmente en Argentina, México y Brasil.
En el 2010, sólo el 3.5 por ciento de las compañías en nuestros mercados utilizó la nube, mientras que actualmente el 64 por ciento lo hace. Y esta cifra aumentará a un 80% en América Latina para el año 2020, según los cálculos de Evelyn Pineda[1], Gerente de Investigacion y Consultoría de Telecomunicaciones para IDC Latin America. De hecho, IDC pronostica que el negocio de la nube en la región alcanzará un valor de $1500 millones de dólares para el año 2015. Este crecimiento ejerce aun más presión sobre las compañías para que estas encuentren una mejor red hacia la nube.
Recientemente, aproximadamente el 87% de los profesionales encuestados en un sondeo de Ciena-IDC señaló que sus respectivas organizaciones poseen entre uno y dos centros de datos, al tiempo que esperan que los requisitos de capacidad relacionados con la conectividad de la red aumenten en un 50% durante los próximos cinco años.
Estas tendencias ponen de manifiesto una realidad palpable a nivel de todo el panorama mundial de la constante expansión de la nube, y sin embargo es algo que no se analiza con frecuencia; muchas redes de acceso para el usuario no cuentan con las dimensiones o las características de rendimiento adecuadas para su compatibilidad con las aplicaciones en la nube. El motivo de todo esto es que la nube exige el tipo adecuado de infraestructura, capaz de evolucionar a medida que cambian los servicios. En estos entornos, las demandas de capacidad y conectividad varían sistemáticamente, impulsadas por las necesidades de los usuarios, las cuales, como es de esperar, cambian con el tiempo. En consecuencia, la infraestructura base de red debe actuar como la pieza clave que permite responder a los flujos y reflujos de la demanda, adaptarse a los diversos requisitos de las aplicaciones y a los cambiantes patrones de tráfico.
La Red como Servicio (Network-as-a-Service)
Desde hace mucho tiempo las compañías han invertido en la nube como recurso para almacenar o alojar y, sin embargo, cada vez se crea una mayor demanda para el siguiente paso: la Red como Servicio (NaaS). La Red como Servicio (NaaS) constituye un modelo empresarial destinado a proporcionar servicios de red de forma virtual a través de Internet, sobre una base de pago-por-uso o mediante subscripciones mensuales. La NaaS puede brindar una mejor red hacia la nube mediante la oferta de red, computación y almacenamiento como un recurso unificado y bajo demanda, impulsado por los requisitos de las aplicaciones. Al permitir a los operadores de red ofrecer servicios de conectividad auto-iniciados por el usuario a múltiples clientes a través de una infraestructura física común, la NaaS permite a los clientes tener acceso a servicios de ancho de banda según sus propias necesidades, sin intervención manual.
Para las organizaciones de Tecnología de la Información (TI) de las empresas, las transición hacia la NaaS significará la reducción de sus costos de operación y alcanzar una mayor eficiencia. Con la NaaS, las empresas pueden pagar por la red que necesitan, cuando la necesiten. Por ejemplo, al transferir una gran cantidad de Máquinas Virtuales (MV) durante un fin de semana, en lugar de tener que firmar un inflexible contrato multianual con una red dimensionada para la capacidad pico, la cual quedará subutilizada la mayor parte del tiempo; la empresa sólo tiene que comprar la capacidad necesaria para completar esa sola transferencia. Semejante red podría hacer que prácticamente desaparezcan las paredes que dividen a los centros de datos.
Para que los proveedores de servicio puedan implementar un servicio de NaaS, los proveedores requerirán nuevo software y una infraestructura programable para suministrar servicios de conectividad bajo demanda que puedan proporcionar de forma confiable los recursos de red cuándo y dónde se necesiten.
Con esto no estamos diciendo que los proveedores de servicio implementarán la NaaS de forma rápida o fácil. Los equipos de red de infraestructura óptica de paquetes de hoy en día son cada vez más inteligentes, con tecnologías y software de plano de control para soportar tareas tales como estado de recursos inter-sistemas e inventarios. La nueva tecnología de Red Definida por Software (SDN) aprovecha la infraestructura inteligente y las interfaces abiertas para operar en la capa de control y proporcionar nuevas capacidades de Desempeño bajo Demanda, tales como intermediación y calendarización de recursos de red de forma flexible. Las aplicaciones para contenido, computación y conexión ahora pueden impulsar dinámicamente el comportamiento de la red a través de interfaces abiertas.
Dando el salto hacia la nube
La espera no traerá beneficios. Los usuarios finales de hoy consumen la red mediante aplicaciones en red, lo cual permite una experiencia bajo demanda. Este cambio en el mercado tiene enormes implicaciones no sólo en la red, sino también en el negocio de los operadores de red, obligando a los proveedores de servicio a rediseñar sus servicios de conectividad para alcanzar más velocidad y flexibilidad, pero al mismo tiempo permitiéndoles crear grandes oportunidades para la diferenciación y la optimización de márgenes mediante la integración, cada vez más perfecta, de la función de “conexión” de la red con las funciones de “computación” y “almacenamiento” del centro de datos.
Ha llegado el momento de que, tanto las empresas como los proveedores de servicios, den los pasos necesarios para soportar la nueva generación de servicios bajo demanda.
Por Héctor Silva, oficina y ventas estratégicas de CTO en Ciena.