De acuerdo a la BSA, el Perú invirtió en el 2013 un total de ocho mil millones de dólares en Tecnologías de la Información y Comunicación (TICS), y es necesario que se aproveche al máximo el valor de esta inversión. No obstante, las normas que rigen las relaciones comerciales a nivel global, no han podido mantenerse a la par de la rápida innovación en productos y servicios relacionados con el software, como la computación en la nube y el análisis de datos, según explica el nuevo reporte de BSA | The Software Alliance.
Para detener el avance del llamado proteccionismo digital, BSA propone una agenda comercial prospectiva que permita el comercio digital, promueva la innovación y cree condiciones de competencia equitativas para las tecnologías de la información (TI).
“Las tecnologías relacionadas con el software impulsan una innovación transformadora en la economía y en todos los aspectos de la vida moderna. Para aprovechar al máximo los beneficios de estos avances, los gobiernos deben fomentar, en lugar de inhibir el comercio digital”, señaló la presidente y CEO de BSA, Victoria Espinel. “Necesitamos normas modernas de comercio que prevengan nuevas formas de proteccionismo enfocado en las TI y asegurarnos de que la información pueda fluir libremente a través de las fronteras”.
“Con acuerdos regionales siendo negociados en el Atlántico y el Pacífico, más conversaciones bilaterales sobre servicios y productos de TI, tenemos una oportunidad histórica para crear la agenda comercial apropiada para la era digital”, agregó Espinel. “Acuerdos que reconozcan el impacto transformador del comercio digital le darán poder a empresas de todos los tamaños para innovar y crecer, proporcionarán a los consumidores acceso a mejores productos y servicios, crearán empleos y mejorarán la calidad de vida”.
El reporte de la BSA, titulado “Impulsando la Economía Digital: Una Agenda Comercial para Promover el Crecimiento” cataloga ejemplos de proteccionismo que debilitan los beneficios sociales y económicos de los productos y servicios relacionados con el software. “Ejemplos de estas barreras no tradicionales del mercado incluyen restricciones al flujo de información transfronterizo, políticas nacionalistas de certificación de tecnología y sanción de normas y favoritismo por productos y servicios de TI locales en las contrataciones públicas”, señaló Espinel.
Para incentivar el comercio de productos y servicios en la era digital, la BSA sugiere una agenda compuesta por tres partes:
* Modernizar las normas de comercio para reflejar las realidades del comercio digital adecuándolo a los tiempos actuales. Esto requiere facilitar el comercio de servicios innovadores como la computación en la nube, manteniendo abiertas las fronteras al libre flujo de información y evitando regulaciones sobre ubicación geográfica de servidores u otra infraestructura informática.
* Promover el proceso continuo de innovación tecnológica. Para esto, una agenda comercial debe asegurar protecciones modernas a la propiedad intelectual, y fomentar el uso de normas de tecnología de cumplimiento voluntario, y orientadas al mercado.
* Tercero, crear condiciones de competencia equitativa para todos los competidores. Esto requiere que los gobiernos den el ejemplo. Ellos deberían ser absolutamente transparentes al elegir la tecnología que adquieren, basando sus decisiones en si un producto cumple con sus necesidades y proporciona valor y no en el lugar de origen de dicha tecnología.
“Cualquier país que quiera competir globalmente en la era de la información necesita una agenda comercial comprensiva que incluya políticas de comercio que miren hacia el futuro”, señaló Espinel. “Los gobiernos deben reconocer que encerrar la información frente a un mundo conectado es contraproducente. Ninguna economía nacional puede crecer tan rápido en aislamiento como puede hacerlo con relaciones comerciales sólidas”, finalizó.