La Seguridad tal como la conocemos, si la miramos en perspectiva con todo el mundo y sumamos las actividades que se desarrollan en él, es solo un pequeño cúmulo de lanzamientos de productos y noticias sobre hechos de ciber Seguridad, que dependiendo de la ética del lector se podrá considerar un gesto heroico o delictivo.
Ciertamente los que trabajamos en seguridad hemos fallado en transmitir la verdad, quizás por tratar de buscar mensajes que engloben a todos los usuarios, hemos creado una falsa idea de seguridad, enfocada al ataque de tarjetas de crédito, algunos bancos y tal vez, excepcionalmente contribuimos a la idea de ataques entre naciones desde Stuxnet, Duqu y otras variantes.
Sinceramente los peligros en la web son muchos más profundos, tan profundos como las capas que componen la Deep Web, con tráfico de órganos, prostitución, pedofilia, tráfico de drogas, de armas de cualquier calibre y color, y herramientas digitales para cometer todo tipo de crímenes.
Un paranoico puede ser capaz de defender su máquina, pero en una sociedad con estas características, ni un paranoico sobrevive.
Es necesario crear una nueva cultura de seguridad, tanto lógica como física, las universidades deben crear nuevos paradigmas de desarrollo, utilizando en cada desarrollo tanto un analista funcional, como otro más experimentado de seguridad de cada aplicación.
El mundo del cibercrimen responde en tiempo real a los cambios, y todas las respuestas son inmensamente negativas para la sociedad en la que vivimos.
Las empresas que están excluidas de un modelo de seguridad sustentable están condenadas a desaparecer, y los individuos estan a merced de un grupo de delincuentes que tienen la capacidad, el conocimiento y los recursos para robarle todo, inclusive su identidad.
Las respuestas de las sociedades latinoamericanas, son muy tibias, las fuerzas de seguridad pelean en condiciones lamentables y desiguales, el mundo de la educación hace esfuerzos no coordinados que terminan en nada y todo esto solo benéfica a los delincuentes.
Todos debemos trabajar sin descanso, gobiernos, empresas, ONGs y el mundo de la tecnología para crear una nueva cultura de seguridad que proteja los activos críticos de los ciudadanos, pero si los actores de la sociedad no se suman a esta ciberguerra, los delincuentes tomarán el control.
Por Dr. Héctor Luis Yrimia
Presidente de la FUNDACION DACSSI