Ya es posible disponer de ojos electrónicos capaces de contar el número de usuarios para evitar el hacinamiento y el fraude en los registros, por ejemplo, y ofrecer diversos servicios diferenciadores.
Las alternativas para el uso del automóvil son buscadas en todas las grandes ciudades del mundo, sea porque el ciudadano no quiere pasar horas en el tráfico o sea por el costo del combustible. Por lo tanto, la excelencia en la calidad es un reto clave para las empresas del sector de transportes, así como una de las principales demandas de los usuarios del sistema. Es un hecho que el suministro de una flota más grande significaría atender a la gente con más comodidad.
Sin embargo, significaría la necesidad de nuevas inversiones. Pero ¿qué pasaría si las empresas tuvieran la capacidad de conocer para qué líneas y en qué momentos se necesitan más vehículos? Más que eso, si pudieran ver estos datos en tiempo real y enviar coches adicionales para los tramos ocupados?
Inicialmente implementado sólo en terminales de autobuses, como la terminal de Retiro, en Buenos Aires (Argentina), la estación de autobuses de Brasilia (Brasil) y la estación de autobuses de Delicias (España), las cámaras de video vigilancia están empezando a ser instaladas en el interior de los autobuses. Gracias a la utilización de equipos digitales, que proporcionan imágenes a través de la red, la población tiene ahora una nueva herramienta para mejorar el servicio, capaz de contar el número de usuarios en tiempo real, reducir el fraude y generar pruebas con alta calidad de imagen.
La tecnología ya permite que en los autobuses se instalen cámaras cerca de las puertas para contar cuántas personas suben y bajan del autobús. En caso que el número sea aproximado al límite, es posible que la compañía envíe automáticamente un vehículo vacío para esa línea, evitando el hacinamiento. Paralelamente, a finales de cada mes, estos datos serán útiles para la reubicación de los vehículos y redefinir la oferta regular de autobuses.
Además de esto, las cámaras en los autobuses se pueden integrar en el sistema de facturación para identificar si alguien saltó el torniquete o se introdujo a través de la puerta de salida sin tener que pagar. Las propias cámaras pueden tener la inteligencia para analizar el vídeo y generar alarmas si alguien supera una línea imaginaria definida por los administradores. De forma paralela, como los servicios de transporte urbano suelen recibir un subsidio del gobierno, el uso de cámaras para inhibir el fraude y comprobar la cantidad real de personas que utiliza el sistema es una forma para que la sociedad pueda controlar mejor el funcionamiento de estos espacios itinerantes y ampliamente dispersos.
Todo esto sin contar la video vigilancia, en muchos casos, inhibe delitos. Así que muchos hurtos, robos y asaltos que ocurren dentro de los autobuses podrían reducirse gracias al poder inhibidor de estos dispositivos, que ya cuentan con protección antivandálica. En otros casos, los crímenes y delitos que se producen ante las cámaras, se podrían utilizar las imágenes para identificar a los responsables y aportar pruebas de vídeo con calidad de imagen suficiente para ser aceptado en las decisiones judiciales. La propia empresa puede aprovechar estos episodios de formar a sus empleados en base a casos reales.
Uno de los proyectos más grandes de video vigilancia a nivel mundial en los autobuses es el caso de Madrid, España, que atiende a más de 1,5 millones de personas cada día. La compañía EMT controla más de dos mil autobuses equipados con cuatro o cinco cámaras digitales cada uno. La EMT accede a las imágenes en tiempo real, y se puede comunicar con los controladores, y todas las imágenes van a una central de alarmas. Las cámaras, resistentes a las vibraciones y capaces de funcionar a altas temperaturas, envían dos flujos de vídeo al mismo tiempo – que se utilizan uno, para la visualización en directo (H.264) y el otro para alta resolución que sólo se utilizan en caso de emergencia. En este caso, el contenido se descargará a través de wi-fi cuando el autobús llega al estacionamiento.
En Italia, la empresa pública ATR, explotada por las autoridades de la provincia de Forlì-Cesena, ya cuenta con 700 cámaras digitales dentro de los dos autobuses urbanos y metropolitanos. El objetivo del proyecto, además de garantizar la seguridad de los usuarios, fue evitar la depredación de los bienes del Estado, para prevenir posibles conductas antisociales y actos ilegales. La compañía está considerando la posibilidad de ampliar el proyecto para incluir las capacidades tales como el conteo de personas.
Estos ejemplos son prueba de que los administradores, usuarios de transporte público y representantes del gobierno tienen buenas razones para sonreír cuando se está filmando con una cámara en el interior de un autobús.
Por Juan Pablo Tavil es Gerente de Ventas de Axis Communications para países hispanoparlantes en Sudamérica.