Los nuevos core de AMD, basados en ARM y con nombre en código “Seattle”, comenzarán a producirse en volumen en la segunda parte del año, según directivos de AMD.
También entonces, la compañía presentará “Berlín”, un núcleo disponible tanto en forma de CPU como de APU, que integra tanto el procesador central como un coprocesador de gráficos. Por último, llegará “Warsaw”, que competirá en alto rendimiento de aplicaciones (HPC, en siglas) con Xeon.
Seattle es una esperanza, tanto para AMD como para otros miembros de la industria, ya que implica una oportunidad para que AMD recupere su espacio en el mercado mundial de servidores. El año pasado ya anunció su acuerdo para licenciar tecnología de 64 bit y combinarla con su Freedom Fabric, el nombre con el que se ha bautizado a la tecnología de red de alta velocidad adquirida a través de la firma SeaMicro.
Intel acapara más del 8% de los microprocesadores por volumen, pero en servidores su poder es insultante y, según Mercury Research, a finales del año pasado, alcanzó en torno al 95,7% de todos los microprocesadores vendidos en el mundo. Para jugar en ese terreno, AMD necesita algo diferente y su esperanza reside en ARM.
Esta arquitectura de procesador (ARM) ha ganado enorme protagonismo, con la irrupción de smartphones y tablets, para los que el consumo de batería es prioritario. Pero ese factor no ha sido determinante en el mundo de los servidores, hasta hace poco tiempo, cuando muchos repararon en que el principal costo de operación de un servidor procedía de su consumo de energía. El problema, no obstante, es que la arquitectura ARM de baja potencia se ejecuta utilizando un conjunto de instrucciones de 32 bits, en lugar de los 64 que exige cualquier fabricante de servidores.
ARM anunció su arquitectura ARMv8 de 64 bits en 2011 y, desde entonces, ha trabajado en crear un ecosistema de software y hardware. Con el tiempo, licenciatarios de hardware, como Applied Micro y otras, incluyendo AMD, fabricarán CPU basadas en ARM. Entonces, los fabricantes de servidores crearán sus propios productos, poniendo en el mercado servidores basados en ARM, posiblemente a finales del próximo año.
Estos futuros “microservidores” se utilizarán para cargas de trabajo estáticas como servir páginas web, juegos en la nube y funciones similares.
“Ya no se trata de preguntarse realmente si ARM es una tecnología viable. Está claro que va a entrar de lleno en el partido”, sostiene Michael Detwiler, responsable de marketing de producto en AMD.
Aunque reconoce que hay fabricantes que cuentan con mayor experiencia en la fabricación de teléfonos y otros en la arquitectura ARM, con su tecnología SeaMicro, capaz de operar en muy diversas arquitecturas de procesador, incluidas ARM y x86, Detwiler cree que ningún proveedor será capaz de rodear el núcleo Cortex-A57, el corazón de Seattle, con la lógica empresarial que va a ofrecer AMD.
AMD asegura que su chip Seattle se ejecutará a más de 2GHz de velocidad y ofrecerá entre dos y cuatro veces el rendimiento de la serie Opteron X, también conocidos como los “núcleos Tokio”, que la compañía pondrá en el mercado simultáneamente a los microservidor.
Cada chip Seattle contendrá ocho núcleos con 120 MB de DRAM y se espera una versión de 16 núcleos, con cifrado dedicado y bloques de compresión, según adelanta Detwiler, así como tecnología de red Ethernet a 10Gbit.
Agam Shah, IDG News Service