La concreción de un proyecto genera una gran satisfacción que puede verse opacada si, al momento comenzar a disfrutarlo, nos encontramos con problemas o errores imprevistos.
Algo similar ocurre en las organizaciones durante el proceso de desarrollo de software. Para prevenir fallas y hacer un uso eficiente del tiempo y los recursos empleados, existen prácticas de Software Quality Assurance (SQA) que ayudan a monitorear actividades, anticipar imprevistos y disminuir los riesgos asociados a la construcción, garantizando la calidad del producto final.
Para asegurar el éxito de la práctica SQA, es necesario revisar el ciclo de vida del proyecto y detectar las etapas claves con el fin de determinar el momento oportuno para introducirlas.
- Verificar y validar la consistencia en el armado de los requerimientos funcionales para evitar errores en la etapa de construcción.
- Analizar la arquitectura para asegurar que cumpla con los requisitos de performance y escalabilidad, minimizando riesgos de la aplicación al momento de entrar en producción.
- Construir en etapas cortas, con entregables “que funcionen” y puedan ser sometidos a pruebas reales de manera incremental, durante toda la etapa de construcción.
- Realizar pruebas funcionales, de carga y desempeño para validar que la aplicación brinde funcionalidad prevista en los tiempos de respuesta requeridos.
Algunos de los principales beneficios de la implementación de esta práctica incluyen:
- Reducción de los tiempos de desarrollo, como consecuencia de la menor cantidad de los ciclos de prueba necesarios.
- Optimización del uso de los recursos, lo que genera ahorros en la infraestructura necesaria para sustentar el proyecto.
- Disminución del costo de mantenimiento, ya que se generan aplicaciones más seguras y estables.
- Aumento de la permeabilidad al cambio y facilidad para medir su impacto.
- Proyectos predecibles, que facilitan las estimaciones.
¿Por dónde empezar?
Implementar todas las actividades de SQA al mismo tiempo es costoso y poco efectivo. Es preferible comenzar por las acciones en las que se vean resultados de forma rápida. Estudios realizados demuestran que el 85% de los defectos de la aplicación se produce en las etapas iniciales de los proyectos, por lo que una implementación paulatina y retroalimentada, ayudará a que la adopción de esta práctica sea más armoniosa y simple.
SQA, además de sumar calidad, puede lograr reducciones importantes en los costos y esfuerzo a lo largo de todo el ciclo de vida de un proyecto de software. Sin embargo, es necesario tener en cuenta que la calidad no puede incorporarse al final del proceso, sino que ésta debe formar parte de todas las etapas del proyecto. Cuanto antes se comience con las actividades de SQA, mayores serán los beneficios obtenidos.