Una idea innovadora no es solamente aquella revolucionaria que abarca tecnología y altas inversiones, sino aquella que, de tan obvia, nadie se había fijado antes. Puede ser un nuevo proceso para reducir costos, tiempo de producción o, simplemente, facilitar el día a día.
¿Quiénes nunca pasaron por la experiencia de oír o decir la frase: “Cómo no pensé en esto antes”?
Un buen ejemplo de esto es el de Ladislao Biro, quien comenzó a idear el bolígrafo y en 1944 lo muestra en el mercado, consiguiendo uno de los inventos con mayor repercusión comercial. El argentino Luis Agote quien inventó instrumentos para la transfusión sanguínea y por este aporte se realizó la primera transfusión con sangre almacenada. Otro ejemplo clásico son las bolsas de compras, esas utilizadas por tiendas de los shoppings, que fueron creadas por un comerciante de los Estados Unidos, al darse cuenta de que la gente no tenía dónde guardar sus compras, y de esta manera, usando sus propios bolsos o bolsas normales, creó un modelo de bajo costo y patentó su idea.
Con sencillez, esas personas tuvieron una idea innovadora que se difundió por el mundo y que, tras mucho tiempo, sigue generando ganancias.
Pero ¿cómo tener una revelación así?
Grandes empresas están siempre buscando nuevas ideas para garantizar y avanzar su posición de mercado. Ser pionero es una característica importante para la notoriedad de cualquier emprendimiento.
Pensando de esta manera, las grandes corporaciones intentan crear ambientes que estimulen en sus colaboradores la creatividad, el conocimiento y el compartir información. Sin embargo, normalmente, están tan focalizadas y envueltas en sus procesos diarios, que terminan por no generar resultados.
Por eso, generalmente, muchas innovaciones nacen en pequeñas empresas, pues son más flexibles y están más cerca de sus clientes, percibiendo sus reales necesidades, problemas y carencias.
Así, como vivimos en plena era digital, esas soluciones están constantemente unidas a la tecnología. Prueba de ello son las miles de páginas web y aplicaciones que tienen éxito en los días actuales. Innovación es la palabra mágica que encanta el mundo corporativo y genera ventajas competitivas esenciales para el éxito de una compañía.
Las pequeñas empresas, muchas veces poseen la idea, pero no los recursos para llevarlas a cabo. Es ahí donde generan vínculos con grandes empresas para que apoyen y acompañen el desarrollo de su proyecto. Estas grandes empresas, en su mayoría son las que hacen foco en investigación y desarrollo de proyectos destinados a la innovación, escala y globalización.
Los emprendedores más aventureros crean startups que, si atraen la atención de grandes inversionistas, reciben inversiones e impulsan sus negocios. Ocurre ahí la conexión en donde empresas buscan ideas innovadoras y startups buscan inversionistas. De esta forma una idea, por más sencilla que parezca, puede ser transformada en un gran negocio.