Bajo la etiqueta #ididnotreport (yo no denuncié) cientos de víctimas de abusos sexuales en el Reino Unido se confiesan en la red social
Las redes sociales han cambiado la forma en que la sociedad se comunica. En su corta historia, han servido no sólo para mejorar la manera en que los usuarios se relacionan, sino también para impulsar el apoyo a diversos movimientos sociales. Ahora, Twitter se ha convertido en una vía para denunciar lo que cientos de víctimas de abusos sexuales nunca antes se habían animado a contar.
Hace unos días nos vimos sorprendidos por una nueva etiqueta que ganó fuerza en la red social. El hashtag #ididnotreport (“yo no denuncié”), que hace referencia a la falta de denuncia sobre crímenes sexuales, fue lanzado por una navegante desde Londres. Esta usuaria, que es autora del blog LondonFeminist, se decidió a utilizar esta etiqueta en un mensaje después de sorprenderse con los resultados de una encuesta a víctimas de violencia sexual, en la que la respuesta más común de las consultadas fue que no denunciaban los hechos por miedo a que las autoridades no les creyeran. Una vez más, Twitter rompió las barreras, evidenciando que se ha convertido en una herramienta de confianza y expresión para aquellos temas de los que aún hoy la sociedad no se anima a hablar a viva voz.
La red de microblogging se ha transformado en muchas ocasiones en parte activa tanto en movimientos políticos como en la asistencia ante catástrofes naturales. Twitter fue en una herramienta fundamental durante los levantamientos políticos de Oriente Medio que se registraron inicios de 2011. También sirvió como plataforma de comunicación para contactar a víctimas y familiares durante el terremoto que sufrió Japón en marzo de 2011. Los hashtags #Japan y #Egypt se ubicaron entre los más populares del año último.
En esta ocasión, Twitter volvió a sorprendernos, llegando más allá de lo imaginado: los delitos sexuales. Este es un tema tabú en muchas sociedades en la cuales las personas afectadas no se animan a hablar. En muchos casos, callan por temor a no ser tomados en serio o por vergüenza de no poder demostrarlo. La red consiguió que estos testimonios salieran a la luz, permitiendo que los hechos tomaran relevancia a nivel social, y rompiendo una barrera inimaginada e inesperada incluso para la bloguera que lanzó el hashtag.
Efecto dominó
Una vez lanzada la etiqueta se generó una avalancha de testimonios y opiniones sobre la variedad de delitos sexuales y maltratos. La experiencia obtuvo una gran repercusión, que sigue estando vigente al día de hoy. Y si bien la etiqueta nada tenía que ver con los temas principales que la red estaba tratando hasta el momento en Estados Unidos y el Reino Unido, ha recibido un gran caudal de participación.
Los testimonios son fuertes. La variedad de abusos de los que han sido víctimas las distintas mujeres que no se han animado a declarar hasta ahora son incontables. Twitter les dio la confianza necesaria para poder abrirse al mundo y contar su experiencia, impulsando al resto de las victimas para que se animen a defender sus derechos. La etiqueta tenía como objetivo lograr que las personas comprendieran la importancia de denunciar aquellos delitos que hoy por hoy se consideran de baja importancia, se ignoran o se toman como algo natural. Y, sobre todo, la meta era alentar a las mujeres a presentarse en los centros de denuncia correspondientes, sentando precedentes en este tipo de casos.
En los últimos tiempos, la red social de los 140 caracteres ha permitido comunicar mucho más que otras plataformas que permiten una mayor extensión. Ha contribuido a la liberación de más de un país, y ahora ha sido parte de la liberación de cientos de víctimas que cargaban con el peso de no poder decir lo que les había pasado hasta hoy.
Estamos, sin lugar a dudas, viviendo una revolución. Y no tiene que ver solamente con lo tecnológico, con lo comercial o con el uso que hacen las marcas de una herramienta. Tampoco esta relacionada específicamente con una herramienta. Hoy hablamos de Twitter, mañana será Facebook, Pinterest o YouTube. Lo cierto es que la red, en su actual estadio de sociabilidad, está danto lugar a nuevos modos de interacción. Los usuarios puedan satisfacer múltiples necesidades a través de estas plataformas: buscar un producto, un servicio o contactar con un amigo, entre otras muchas.
Pero también tienen la posibilidad de utilizar las plataformas online para denunciar hechos dolorosos, hablar de temas que no se pueden expresar por otros canales o comunicarse con sus seres queridos cuando ocurre una catástrofe. La revolución de la red social va mucho más allá de la tecnología y tiene que ver con una nueva era en la que se habla más, se comunica más y en la que son los propios usuarios los que marcan gran parte del ritmo de la innovación.