Sin dudas, uno de los tópicos más recurrentes en el marco de las conferencias IT – aunque no sea una problemática privativa del sector – es la creación de la versión 6 del Internet Protocol. No obstante, es importante definir qué entendemos cotidianamente por IPv6 a la hora de especificar cuáles son sus beneficios; así como cuáles son las operaciones básicas a realizar si se desea migrar hacia este nivel de protocolo.
Para esbozar una definición sencilla, casi pedagógica, puede expresarse que IPv6 es una versión protocolar diseñada para reemplazar a Internet Protocol version 4 (IPv4); edición que actualmente está implementada en la gran mayoría de los dispositivos que acceden a Internet. Ahora, si bien el surgimiento de IPv6 se debe a necesidades de tipo estructural, al colapso de las direcciones IP existentes, su creación dio pie a la inclusión de novedades que hoy resultan interesantes; y que a su vez abren un enorme universo de posibilidades para trabajar en la red.
La experiencia operacional que los diseñadores adquirieron vía la utilización de IPv4, los habilitó a desarrollar una nueva serie de protocolos significativamente más robusta y segura. El incremento hacia el empleo de direcciones de 128 bits – lo cual supone espacio para 2128 IP diversas – permite que cada dispositivo y usuario de internet tenga una dirección única; eliminando la necesidad de cualquier traducción entre direcciones de red incompatibles.
Al mismo tiempo, el diseño de IPv6 optimiza los asuntos relativos a seguridad informática; en la medida en que implementa capacidades adicionales de las que carece la versión anterior. Por ejemplo, IPv6 simplifica la asignación de direcciones y la reenumeración de redes cada vez que el usuario decide hacer cambios en los proveedores de conexión a Internet. La seguridad de la red está asimismo integrada en la arquitectura de IPv6, permitiendo operaciones de encriptado y protección reforzadas. Además, el tamaño de la subred de IPv6 ha sido estandarizado, de manera que se facilite un mecanismo automático para formar identificadores de hosts desde direcciones MAC, sin requerir de los protocolos de enlace ARP.
Ahora bien, en contra de los rumores simplificadores y exiguos, debe decirse que la tarea corporativa de migrar desde la versión anterior hacia IPv6 no es en absoluto sencilla. Por el contrario, en el marco específico de una empresa, deben realizarse diferentes fases de planeamiento que habiliten la aplicación del protocolo 6 y deseche por completo modelos obsoletos. En primer término, debe contemplarse una fase que detecte posibles limitaciones en materia de equipos y recursos. Luego, deben tenerse en cuenta: desde la obtención de las direcciones IPv6 a ser asignadas, hasta la validación de los equipos de red, herramientas de monitoreo y compatibilidad de sistemas operativos. Además, debe revisarse en los manuales de productos y sitios web si todo está claramente explicado entorno a la aplicación de IPv6; al tiempo que se documenta la versión del sistema operativo de los equipos y se valida la misma en contraste con la requerida para la implementación de esta versión.
En este punto es evidente que las fases de preparación para incorporar el cambio a nivel empresarial son complejas y pueden demorar semanas o incluso meses. Aún no adentrándonos específicamente en las tres fases de despliegue e implementación efectiva de IPv6, cada organización debe tener sabido que es necesario seguir paso a paso las instrucciones inducidas para no incurrir luego en errores estructurales o pérdidas económicas.
Entonces, aunque fuera en forma primitiva, el análisis anterior permite arribar a la conclusión de que poner en funcionamiento la versión 6 requiere un conocimiento íntimo tanto de la red implicada como de la configuración e infraestructura de la misma. Los tips desarrollados pueden ofrecer una breve aproximación o un acercamiento inicial, pero a cada empresa le queda la tarea de realizar un plan de innovación y una implementación acorde a sus necesidades particulares. Si esto sucede con éxito, estarán en condiciones de aprovechar los variados beneficios que el protocolo ofrece; y de contrastar sus condiciones con los aspectos característicos de sus versiones anteriores.