Existe un punto de vista limitado acerca del marketing : el que lo considera sólo un departamento más dentro de una empresa.
Si bien es cierto que la mayoría de las empresas tienen a alguien con la tarea de llevar a cabo la función de marketing, en donde se llevan a cabo la planificación y la tareas específicas que le corresponden, ¿qué pasaría si luego de una excelente planificación y de haber desarrollado lo que a priori se considera un excelente producto/ servicio/ solución, el público recibe una atención de pobre calidad en el delivery del producto, o el servicio de atención al cliente funciona mal y con retraso, etc.?
Como conclusión si el resto de las áreas de la organización no están orientadas al cliente, de nada servirá una excelente planificación del departamento de marketing, y con seguridad la empresa tiene más probabilidades de fracaso que de éxito.
Es por eso que las tendencias que se observan en el mercado en las empresas de gestión “excelente” y en el mundo académico: es la pérdida de relevancia del marketing como “función individual” dentro de las empresas.
En cambio, el marketing como filosofía de gestión de la empresa asumida y aplicada a todos los niveles de la misma, se considera cada vez en mayor medida, un factor clave de éxito de cualquier organización empresarial.
Cada vez más las funciones y responsabilidades de marketing corresponden al personal de todos los niveles de la organización.
El énfasis en el marketing como una perspectiva panorámica organizacional tiene implicaciones trascendentales para la visión, objetivos y estrategias de la empresa, la arquitectura organizativa que requiere y las capacidades que debe buscar a la hora de contratar y desarrollar a sus empleados.
Está claro que para que toda la organización esté orientada al marketing, que lo definiría como crear valor al cliente (tanto externo, como interno) tienen que existir una condiciones de base que no todas la empresas están en condiciones de cumplimentar: su cultura organizacional, su capacidad para cambiarla, su tamaño y antigüedad como organización, en que etapa se encuentra de su vida organizacional se encuentran, su visión, la importancia que le confiere a sus empleados, la capacitación que les brinda, como fija sus objetivos, con qué información gestiona los empleados, grado en el que está involucrado el empleado en los objetivos de la empresa y en los personales, y habrá tantos factores a considerar como aspectos de la empresa estudiemos.
La capacidad o posibilidad de cambiar todas las variables que son necesarias para ir a una filosofía de marketing o actitud, puede ser baja en el corto plazo y quizás requerir de muchos cambios, pero lo que no puede fallar es la etapa más importante: “el darse cuenta” de esta necesidad de cambio, ya que una vez asumida esta necesidad y luego de un diagnóstico de situación, si la decisión de cambio es firme, se pueden planificar las etapas en las cuales se realizará dicho cambio. En este aspecto hay que tener especial cuidado en no “pecar” de ambicioso, ya que el querer quemar muchas etapas en poco tiempo puede resultar un fracaso. Hay que establecer metas alcanzables y que signifiquen un incentivo para seguir adelante.