-Por Daniel Coletti-
El software libre es un forma de construir tecnología que atrae sectores de los más diversos y heterogéneos. Dentro de su aparente caos genera software, movimientos sociales, políticas, documentación, conocimiento y por supuesto: negocios.
Las personas o grupos de personas que hay detrás de cada una de estas “creaciones” pueden estar unidas –en el mejor de los casos– por un denominador común (alguna de las cuatro libertades o todas ellas), pero en la mayoría de los casos ni siquiera por esto. No están juntos, no están siquiera amontonados, han llegado al mismo barco por diferentes caminos y buscan diferentes cosas.
En una sociedad global que está acostumbrada a buscar un centro, un único referente (un líder, una marca, una empresa, etc.) es muy difícil acostumbrarse a la idea de que en el mundo del software libre no hay semejante cosa. Para bien o para mal el software libre se rige por el esfuerzo de incontables personas, grupos, movimientos, líderes y empresas. Esto lo hace incontrolable, anárquico y –una de sus grandes fortalezas– imparable.
La Cámara Argentina de Empresas de Software Libre (CAdESoL) http://www.cadesol.org.ar se formó a mediados de 2009 para llenar el vacío de representación de empresas en el mercado local y es un jugador clave para el continuo crecimiento de esta forma de crear software en el país.
En Argentina la comunidad de usuarios de software libre creció de manera exponencial y su trabajo (nuestro trabajo) ha sido importante en materia de difusión. Gracias a todo este crecimiento –que lleva más de una década– han surgido varias ONGs dedicadas en forma casi exclusiva a la evangelización y también grupos de usuarios en todo el territorio nacional. Afortunadamente las ONGs –por su espíritu altruista– han sabido no involucrarse con los negocios (potenciales o reales) que se desprenden del software libre.
Los negocios tienen que verse como lo que son: ¡negocios!, despojados en gran medida de los conceptos y principios altruistas que se respiran día a día en la comunidad de usuarios. Las empresas, incluso el Estado, hablan con empresas para llevar adelante sus proyectos relacionados con tecnología. Los interlocutores (los proveedores) tendrán mejores oportunidades (y éxito) al ver al software libre como un negocio, donde además de generar dinero, se provee una herramienta de software más ética, con un mejor equilibrio que le permite al cliente, entre otras ventajas, un mayor control sobre los desafíos que emprenden (pudiendo elegir proveedor, roadmap, productos –mal llamados- soluciones por los proveedores de software propietario–, etc.).
CAdESoL busca ofrecer un espacio de representación a todas las empresas –con actividad en el país– que entiendan que pueden hacer negocios aplicando software libre; compañias que vean las tantas utilidades que ofrece esta forma de proveer servicios y la reducción de riesgos que conlleva trabajar (y producir) software licenciado de esta manera.
La cámara no busca ser elitista, ni descartar empresas que no apliquen íntegramente el modelo que impulsa, sino que pretende integrar a aquellas que quieran iniciarse en el largo y fructífero camino de la liberación del software (en el correcto sentido de la palabra), tanto como a las que producen software propietario pero que está fuertemente integrado con software libre (y necesitan de él para funcionar) y por supuesto a las empresas que ya están aplicando este modelo de negocios.
Pensar en negocios relacionados con tecnología y no pensar en software libre es quedarse fuera de una tendencia que no deja de afianzarse.