Steve Parker estaba sentado en el Aeropuerto Internacional Hartsfield-Jackson de la ciudad de Atlanta la semana pasada, cuando se dio cuenta de un cartel cercano adonde él se encontraba: “Wi-Fi antes de volar. Gratuito”.
“Todos los aeropuertos deben hacer esto”, dijo.
De los 30 aeropuertos más transitados de Estados Unidos, 12 ofrecen Internet totalmente gratis, de acuerdo con Boingo Wireless, un proveedor de servicios inalámbricos en aeropuertos. Una docena más optan por un plan escalonado, con un poco de libre acceso. El cambio también se está jugando en los lugares más pequeños, donde los retos financieros y operativos son menos desalentadores.
En gran parte de la sociedad, la conexión Wi-Fi se ha convertido en una especie de derecho, y la tendencia en los aeropuertos es tratarlo como una amenidad al igual que una fuente de agua o el tranvía en algunas ciudades.
El gerente general de Hartsfield-Jackson, Miguel Southwell, dice que el propósito de un aeropuerto se extiende más allá del transporte de pasajeros: “ser un catalizador para el desarrollo económico.”
Una experiencia agradable para los viajeros, que puede incluir la conexión Wi-Fi, podría generar negocios nuevos o ampliados.
“Queremos superar las expectativas de los clientes”, dijo Southwell.