Oscar Martínez (Kingston México), MUNDO EJECUTIVO
Aunque la mayoría de las personas no se fijan en ello, el mundo funciona sobre diversos tipos de bases de datos que, si bien pueden ser muy diferentes entre ellas, tienen una cosa en común: la necesidad de utilizar memoria de alto rendimiento para entregar los datos de manera rápida y confiable.
En nuestra vida cotidiana interactuamos cada vez más con las bases de datos. Por ejemplo, desde el momento en que nos despertamos con una llamada telefónica ésta se procesa por la base de datos de registro de clientes del proveedor de servicios de telefonía. Las compras electrónicas semanales también se procesan por la base de datos de transacciones del banco o cuando se nos presenta una base de datos con recomendaciones de nuevos títulos de películas según el historial de compras en línea que se tenga.
En todos los casos, las bases de datos que atienden muchas de nuestras consultas diarias necesitan tener un rendimiento consistente, rápido y eficiente. Sin embargo, sólo las que están accesibles en la memoria RAM (memoria dinámica de acceso aleatorio) de un servidor de bases de datos funcionan más rápido, ya que no están limitadas por la alta cantidad de datos permitiendo satisfacer las demandas diarias de los clientes.
Aunque atender solicitudes de datos con un rendimiento constante y manteniendo la integridad en las transacciones no es una tarea fácil, se pueden lograr accesos rápidos, directos y dinámicos montando las bases de datos en la memoria (IMDB, por sus siglas en inglés). Éstas se basan principalmente en el uso de memoria RAM de alta capacidad (8GB hacia arriba) y un elevado rendimiento.
Dichas memorias atienden un alto volumen de solicitudes ‘n’ veces más rápido que las bases de datos tradicionales residentes en discos duros y sirven de “columna vertebral” en cualquier escenario que requiera tiempos de respuesta rápidos al consultar grandes conjuntos de datos que incluso necesiten complementarse con aplicaciones específicas.
En este sentido, la velocidad de una RAM tiene una relación directa con el servidor de base de datos, y a medida que se requiere mayor frecuencia de la memoria ésta incrementa su velocidad que incide positivamente en el rendimiento del servidor.
Seguir las normas apropiadas para instalar y habilitar los slots de memoria permite un equilibrio adecuado para optimizar un servidor de bases de datos. Lo más importante es utilizar módulos de memoria (RAM) de mayor capacidad y de frecuencias más altas. Estas memorias por si mismas permiten lograr un mejor rendimiento, pero al combinarlas con la adecuada configuración podemos multiplicar su rendimiento hasta en cuatro veces, incrementando con ello el ROI (retorno de inversión) y reduciendo el TCO (costo total de propiedad) a lo largo del ciclo de vida del servidor.