Hoy existe una brecha importante entre el nivel de conocimiento que se requiere para que un profesional se desempeñe adecuadamente y la base o especialización con que ingresan las personas a las empresas, donde mucha gente que dice ser experto en ciertos temas técnicos, al momento de ponerlo en práctica, se evidencia la falta de entrenamiento y formación.
Las certificaciones en el área TI cubren el gap que existe entre lo teórico de las universidades y lo práctico laboral, pues las primeras no están cubriendo los aspectos en terreno que necesita un profesional. Además, el costo de los cursos formales y la baja cobertura SENCE para los cursos técnicos, no ayuda al desarrollo y formación de profesionales. Por tanto, en algunos casos, las certificaciones pesan más que un cartón universitario.
Asimismo, cada vez es más frecuente que, para abordar nuevos negocios, se evalúen no sólo la trayectoria y metodología de una empresa, sino también los equipos de profesionales que participarán en los proyectos o servicios. En esa línea, presta mayor relevancia contar con gente certificada por algún organismo externo.
En ese contexto, tenemos un desafío importante que abordar y del cual hacernos cargo, si queremos ser más competitivos a nivel global y regional. Esto, porque entre los beneficios de las certificaciones de profesionales están los relacionados a mejoras en el rendimiento de los equipos de trabajo, aumento en la empleabilidad al existir un compromiso y plan por parte de la empresa de apoyo a la certificación, y una mayor confianza en los clientes al asignar a proyectos y servicios personal calificado.
Hay países que están mejor preparados en cuanto al porcentaje de profesionales certificados y empresas acreditadas en normas internacionales. Por ejemplo, en Colombia el porcentaje de empresas acreditadas y personal certificado es mayor que en Chile y lo mismo pasa si nos comparamos con España. Aquí, adicionalmente, la demanda por profesionales TI es mayor que la oferta, lo que perjudica el incentivo que podrían tener los profesionales para buscar certificaciones y mejores proyecciones laborales.
En definitiva, debemos contar con el tiempo, dedicación y recursos para llevar de buena forma un proceso continuo de certificación, potenciando talentos, buscando nuevas oportunidades de mejora y destinando personal que lidere todo el proceso. Asimismo, superar ciertas desventajas, como es el caso de los costos de las certificaciones, ya sea por los cursos de preparación o por los costos de los exámenes, además del tiempo invertido y del riesgo de fuga de profesionales, ya que el personal certificado suele ser más buscado y valorado por el mercado.
Por Juan Carlos Durán, gerente de Desarrollo de Tecnova